martes, 23 de septiembre de 2025

“LAS CARTAS PRIVADAS DE…”

 

En el mes de junio hice un curso con los carmelitas de Centroamérica que llevaba por título: “La noche oscura vivida y enseñada por San Juan de la Cruz”. El carmelita en una sesión mencionó la noche oscura que vivió por treinta años la madre Teresa de Calcuta y nos remitió al libro: “Sé mi luz”. Providencialmente, un par de semanas después, una clienta lo solicitó en la librería y como no lo teníamos hubo que pedirlo. El libro sólo pasó por mis manos y no hice el menor intento de pedir otro para mí.

Cuando en septiembre regresé de vacaciones, me encontré el libro sobre la mesa de las novedades y ahí me dije: “Entendido, te llevo para casa”. ¡Qué curioso!, comencé a leerlo y a los días estábamos cantando en la adoración “Se mi luz, enciende mi noche”.

El subtítulo del libro es: “Las cartas privadas de la santa de Calcuta”. Y ahora viene otra anécdota. Ayer en la mañana estuve en la habitación de una religiosa a la que quiero mucho. No sabiendo qué ofrecerme me dio todo lo que tenía: Su corazón. Me mostró un montón de fotos y… me leyó cartas que ella había escrito en distintos momentos de su vida, todas encabezadas con: “El Señor es mi pastor nada me falta”. Me emocionaba solo el pensar que en casa estos días estoy leyendo las cartas privadas de la madre Teresa y ayer, en vivo y en directo, escuchaba a una religiosa leerme sus propias cartas en su cuarto. ¡Qué regalazo!.

También ayer el evangelio nos hablaba de la lámpara que no puede estar escondida. Pienso en esta religiosa de más de ochenta años, en tanta gente mayor, o enferma… Mientras hay vida hay luz porque la Luz está donde hay vida. Cada uno tiene su propia luz, su propia llama… unos más que otros. No se trata de compararse, de envidiar al que da más luz ni de forzar lo que no se es porque en vez de lucir podemos quemarnos con nuestra propia luz. Cada uno tiene que estar en su lugar, en el que corresponde, en el que el Señor desea y dejar que Su Luz sea. Si estamos unidos a la Luz, la Luz brillará. Si no estamos unidos a la Luz, da igual dónde estemos o lo que hagamos, porque no iluminaremos a otros por muy santo que sea el lugar o las obras que realicemos.

Tenemos un Dios que nos habla de muchas maneras y lo mejor es que no se cansa de buscarnos y manifiestarnos su amor en todas esas “coincidencias” o “casualidades” que vivimos.

Gracias Nati por dejar que su Luz brille a través tuyo y por hacerme sentir el amor del Señor abriéndome y regalándome tu corazón.

domingo, 14 de septiembre de 2025

“LOS RAYITOS DE LUZ TAMBIÉN HABLAN”

Ayer se dio por inaugurado el nuevo curso diocesano en el monasterio de Valvanera. Subí sin expectativa alguna así que regresé más que rebosante por la experiencia vivida. Fue un día bello, totalmente dirigido por el Señor, no imaginé todo lo que podía pasar.

Entre la multitud de anécdotas hoy quiero resaltar una porque me conectó con algo en lo que llevaba dos días meditando. Después de la bendición final, todos agarraron buses y coches para regresar, nosotros optamos por quedarnos y bajar al río para pasear un rato. Una bendición ir compartiendo entre el canto de los pájaros y el sonido del agua que descendía a nuestro paso. En un momento hice parar a los que iban delante para que admiraran lo que acontecía frente a ellos. Los rayos de sol se abrían paso entre las ramas para alcanzar el camino. Espectacular el paisaje que teníamos delante de nuestros ojos. Fue cuestión de segundos pero un regalo, un guiño del Señor, a mí al menos me hizo sonreír, admirar y agradecer lo que se nos ofrecía.

Ahí afuera percibimos muchos atisbos de su amor, de su Presencia, pero corremos el riesgo de quedarnos en lo externo, en lo que nuestros sentidos pueden percibir. Nos quedamos con “los caramelos” que el Señor nos ofrece, saboreándolos y recordándolos cuando ya no están, y no son otra cosa que obstáculos para encontrarnos con Él.

Por mirar los rayos dejamos de ver el sol. Y habrá quien diga: “Es que si miro el sol me voy a quedar ciego”. Precisamente la ceguera de todo lo que nos rodea y de lo que nuestros sentidos perciben es la que nos va a permitir el encuentro con solo Dios. Bendita ceguera que nos impide ver las realidades inmediatas para poder encontrarnos cara a cara con el Creador.

Por supuesto que hay que agradecer los pequeños regalos pero también hay que dejarlos ir porque hay un camino que espera ser recorrido. Esos regalos manifestados en afecto o reconocimiento de las criaturas, acontecimientos, expresiones de la naturaleza, frutos cosechados con nuestro trabajo… nos hablan de Dios pero no son Dios. Y sí: “¡Cómo se agradece todo eso!”. Pero dejan de ser reales en cuestión de tiempo al igual que desaparecieron ayer los rayos de sol en cuestión de segundos.

Esos rayitos se presentan sin esperarlos pero en ocasiones los buscamos en la compañía, en las palabras o en el cariño de una persona, en el bienestar que sentimos en una celebración o en una reunión, en la paz que nos reporta… Queriendo tenerlo todo pretendemos atrapar o poseer esos rayos fugaces que se van igual que llegaron.

Que Su Luz se intensifique y nos atraiga cada vez con más fuerza de manera que los rayos de luz que nos ofrece no nos deslumbren hasta el punto de quedar anclados en ellos.

Que tengamos el valor de renunciar, de dejar ir, todos esos pequeños regalos que nos hablan de su amor pero que no son Él. Nos llenan de gozo, alegran nuestra alma, pero en el fondo pueden distraernos y enredarnos alejándonos de Él. Que caigamos en la cuenta de que nos gustan y a veces podemos incluso desearlos pero la realidad es que no los necesitamos para llegar a Él, para encontrarnos con Él.

Y que no temamos la ceguera fruto de tener el valor de poner nuestra mirada y nuestro corazón solo en Él.

sábado, 6 de septiembre de 2025

"QUERER SER IGNORADOS Y TENIDOS EN NADA"

Esto es algo propio de Santa Teresita. El otro día estuve meditando sobre ello.

La verdad es que cuando no se tienen dones y talentos es fácil ser ignorado y que a uno no le tengan en cuenta. Puede vivirse con sufrimiento el no tener cualidades, el verse menos al compararse con otros pero también puede ser aprovechado y vivirse como un medio de identificación con Jesús que sufrió el rechazo, la exclusión, la injusticia… Si la meta es la identificación con Jesús, es una bendición pero para verlo así hay que tener los ojos muy abiertos, el entendimiento muy despierto, conocer a Jesús y desear amarlo más y más.

Pero… ¿Qué pasa cuándo el Señor en vez de cero talentos te ha dado 10, 20 o incluso 100 talentos?. ¿Cómo poder ser ignorado o ser tenido en nada por otros cuando ha puesto en ti una luz que difícilmente se puede ocultar o apagar?.

Si te ha dado 10, 20… o 100, hay que ponerlo a producir. Sería negligencia y omisión esconderse y no entregar eso que gratis has recibido. Y entonces te preguntas: ¿Cómo ser ignorado y tenido en nada?. No te preocupes, ya vendrán los momentos y las personas que, desempeñando su rol, te ayudarán para que te sientas juzgado, ignorado, ninguneado, solo…

Bendice y da gracias a Dios por lo que te ha dado, ponlo al servicio del prójimo sólo por amor a Él. Lo demás vendrá sin buscarlo, cuando no lo esperes y cuando humanamente menos lo desees.

 

Llegado el momento en el que, las circunstancias o los otros, rechacen tu luz: “Entrégale todo a Jesús, abrázate a Él en la cruz, sonríe y sigue dando gracias porque es entonces cuando te rodea con sus brazos para fundirse contigo. Todo es bendición para aquellos que aman a Dios.