domingo, 21 de diciembre de 2014

"¿QUÉ CELEBRAS EN NAVIDAD?"


Otra vez Navidad… luces, adornos, comidas, trajes de fiesta, regalos, diversión… Nuestro mundo nos trata de seducir haciéndonos creer que en todo ello está la felicidad: jugamos a la lotería porque deseamos tener más, preparamos banquetes, hacemos regalos caros, cenas de empresa… y mientras tanto millones de personas mueren de hambre, sufren enfermedades, son víctimas de la violencia o de la extorsión, no tienen techo… ¿Y decimos que son nuestr@s herman@s? Aunque creamos que todo lo podemos y lo tenemos estamos mucho más perdidos que ellos. Los tentáculos del poseer, del poder, del prestigio, de la imagen, de la superficialidad, del hacer… nos enganchan y enredan y no somos capaces de verlo

Jesús quiere hacerse paso entre tanta superficialidad y tanto ruido y ¡cómo le cuesta!. Y es que en definitiva Él no obliga, Él invita y nos recuerda que quiere nacer en nosotr@s, que quiere ser en nosotr@s.

 ¿Cómo está “mi casa”? ¿Hay posada para Él? ¿Qué ocupa mi corazón?

¿Cómo voy a escucharte si no bajo el volumen de lo que me preocupa o me inquieta, de lo que me interesa, de “mis cosas”?

¿Cómo puedo dejarte entrar si “lo otro” lo ocupa todo?

¿Realmente quiero que nazca en mí, deseo que llene mi corazón y sea el motor  y el centro de mi vida? ¿o prefiero seguir como estoy por comodidad, por seguridad, por miedo, porque creo que todo lo puedo, porque no le necesito…?

 Cuando las distracciones o “nuestras cosas” ocupan y llenan nuestra cabeza, nuestro corazón no está preparado para sentir a Jesús y dejarle ser
 
 Un año más, y porque necesitamos que nos lo recuerden, se nos invita a abrir las puertas a Jesús. La respuesta es personal y conlleva un cambio en nuestras actitudes... No se trata de hacer otras o más cosas sino de revisar cómo hacemos lo que hacemos… Dejar lo viejo y abrirnos a lo nuevo…

·        Amar como amaba Jesús. Tener los mismos sentimientos de Jesús ante las personas y las cosas

·        Mirar como miraba Jesús… con amor, sin rencores, con misericordia, sin juzgar, con compasión, sin miedo…

·        Escuchar como escuchaba Jesús con atención, sin prisas, sin invadir, con respeto…

·        Gustar de lo que hacemos y vivimos como gustaba Jesús… estando presentes en lo que en cada momento acontece.

 Cuanto menos “yo” en mí, más le permitiré a Él ser en mí.

No nos confundamos… no andemos buscando fuera lo que nos puede ayudar a vivir de forma plena y dichosa.

Abramos los ojos, los oídos y el corazón… despertemos… Él nos ama, nos quiere con Él pero de nosotros depende el que nada ni nadie nos separe de su amor.

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