“María
Magdalena se fue y dijo a los discípulos: He visto al Señor y me ha dicho esto”
Juan 20, 18
La fe es una
experiencia personal. Es encuentro con Jesús encarnado o resucitado.
Otros te podrán contar
lo que han visto, oído, sentido… pero nunca lograrás llegar a entender,
comprender o experimentar realmente lo que ellos han vivido
Y es que, cuando se
produce el encuentro, no hay palabras suficientes para describirlo. Quisieras
salir corriendo como María Magdalena y contarlo y transmitirles a todos la
Buena Noticia, y anunciarles: “He visto
al Señor”. Desearías que otros pasaran por eso, que se les concediera esa
gracia… y podrás poner todos los medios que estén a tu alcance para que así
sea, pero serán insuficientes… Sin embargo no por ello te vas a callar, y
aunque quisieras tampoco podrías, el gozo es tal que no puedes dejar de
anunciarlo. Y tu intención o motivación no es la de vanagloriarte o presumir de
lo que te ha ocurrido sino la de dar a otros motivos de esperanza: “Cristo vive, yo me he encontrado con Él”
Cristo vive, ha
resucitado… todos podemos tener experiencia de ello, nadie está exento de esta
gracia… abandonémonos y confiemos. Muy importante es no tratar de controlar,
manipular, forzar… dejarle hacer, aflojar, desear el encuentro… Cuando menos
nos lo esperemos y de la manera menos pensada se hará el encontradizo
Ante todo esto mi
acción de gracias y mi canto a tod@s aquell@s que:
-
Creen sin haber visto ni oído- Sin tener experiencia personal de encuentro con Jesús, predican y anuncian con hechos y palabras que Cristo vive, y son fieles a la invitación a construir el Reino
“He visto al Señor”
¿Podemos asentir que le hemos visto? ¿A qué nos hemos sentido llamad@s tras el
encuentro? ¿Cómo podemos anunciarlo? ¿Qué resistencias o bloqueos nos lo impiden? ¿Qué nos asusta?
Cuando se tiene
experiencia de encuentro con Cristo vivo, algo cambia, algo se transforma, algo
se ilumina… alguna zona de sombra no aceptada comienza a ser amada y aceptada…
se es más consciente de uno mismo, de la propia realidad y verdad y se crece en
humildad, y por consiguiente se es más tolerante y misericordioso con los
demás.
Comenzamos a mirarnos y a mirar a los otros y a lo que nos rodea con
otros ojos, con la misma mirada con la que Jesús nos mira.
Que se produzca el
ansiado encuentro no depende enteramente de nosotr@s pero podemos hacer
algo. María Magdalena fue a buscarle, fue al sepulcro, deseaba estar con Él. No
dejemos de pedir, de buscar, de llamar y de desear que se produzca
el encuentro… “porque todo el que pide
recibe, el que busca halla y al que llama a la puerta se le abre”. Sin
olvidar que “todo tiene su tiempo” y “sus caminos no son nuestros caminos”
“Mary Magdalene left and said to his disciples:
I’ve seen the Lord and He has said this to me” John 20, 18.
Faith is a personal experience. It’s the
encounter with incarnated and resuscitated Jesus.
Some might tell you what they have seen, heard,
felt, but you will never get to understand or experiment what they have lived.
For when the encounter takes place, there are
not enough words to describe it. You just need to run away the way Mary
Magdalene did and tell everyone the Good News and announce: “I have seen the
Lord”. You just want everybody to experiment that, to be granted that wish… and
you are able to use all means to let it happen, but that is not enough… However
you don’t keep quiet for that reason, even if you wanted you wouldn’t be able,
such is the joy that you cannot refuse to announce it. And your intention or
motivation is not to boast about what has happened to you, but to give other
reasons of hope to the people: “Christ is alive and I have encountered him”.
Christ is alive, He has resuscitated… all of us
can experiment it, nobody is exempt from it… let us trust. It is very important
not to control, manipulate, force… let Him be, slow down, wish for the
encounter… it will take place when you least expect it.
I would like to
say thank you and I sing to those who:
- Believe
without having seen or heard
- Preach and
announce with facts and words that Christ is alive without having encountered
Him, and are faithful to the invitation of building the realm.
“I’ve seen the Lord”
Can we state that we have seen Him? What have we been encouraged to do? How can
we announce it? What obstacles or barriers prevent us from announcing it? What
are we scared of?
When we
experience an encounter with Christ alive something changes, enlightens… some
shady and rejected areas become loved and accepted… we are more aware of
ourselves, of our own reality and truth, and we become more humble. Therefore,
we are more tolerant and merciful with people. We start looking at ourselves
and at the people around us with different eyes, with the same gaze that Jesus
looks at us.
We are not the
only ones responsible for that encounter to take place, but we can do
something. Mary Magdalene looked for Him, she went to the sepulchre, she wished
to be with Him. Let us stop asking for, looking for, calling and especially
wishing that the encounter takes place… “For
everyone who asks receives; the one who seeks finds; and to the one who knocks,
the door will be opened.” We should not forget that “everything happens at
a certain time” and “His paths are not our paths”.
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