No se la
razón, aunque tampoco creo que haya que buscar explicación, pero esta mañana
surgió esto en la oración: “Dejar a Dios ser Dios”. Ahorita antes de acostarme
me puse a revisar lo que había escrito en la mañana y escuché el “Rezando voy”
del día. En un momento dicen esta misma frase. Y queda resonando en mí. ¿Por
qué se me insiste en la idea? ¿Será que no le dejo ser en mí?
Y al poco rato
la respuesta. Ya estoy acostada. Son más de las nueve de la noche y suena el
celular. Es una compañera del colegio “María Auxiliadora”. Mañana es la fiesta
del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora. Estamos recibiendo una
formación y comenzamos a las 7.30am con la eucaristía. Me llama mi compañera
para preguntarme si puedo ir a las 6.00am para ensayar los cantos. Sin pensarlo
le digo que no y empiezo a formular justificaciones: “fíjese que ya he quedado
con una vecina que es monjita, su hermano nos va a llevar a las 7.10am, y a
estas horas ya es muy tarde para avisarle, seguro que está dormida”. Le digo
que no y le doy las gracias por invitarme. Pero mi corazón queda inquieto. Y me
bombardea la frasecita “dejar a Dios ser Dios”… y caigo en la cuenta de que
diciendo “no”, estoy cerrándome a la acción de Dios en mi vida, no le dejo ser.
Me visto y salgo a la calle a decirle a mi vecino, el hermano de la monjita,
que mañana nos iba a llevar, que no me esperen porque iré antes. Entro en casa
y envío un whatsapp a mi compañera para confirmarle que a las seis de la mañana
estaré en el colegio.
No me puedo
acostar sin escribir esto porque puede que a ti también te ocurra lo que a mí,
y puede que esto te pueda servir así como me ha servido a mí. Porque he caído
en la cuenta de otros momentos en los que “no le he dejado ser” anteponiendo
“mi…” o “mis…”.
·
Me he cerrado a su amor cuando otros me han
ofrecido… me han dado… me han invitado… y he dicho “no”
·
Me he cerrado a su amor cuando no me he
entregado, no he acompañado, no he participado, no he servido… buscando mi
comodidad o dejándome llevar por la pereza o no apetencia
Dejar a Dios
ser Dios supone:
- estar muy
atent@ para no obstaculizarle el paso
- soltar el
freno y dejar de querer controlar todo
- estar abiert@ a lo que pueda acontecer
- ser flexible a que los planes se desbaraten
- estar disponible
- ser cauce de su amor... abriéndonos a su amor y amando
No sé qué me traerá el sí que di ahorita, tal vez nada, pero eso
no es lo decisivo. Lo más importante es que le he dicho sí, y mañana con mi voz
le dejaré ser a los pies de María Auxiliadora.
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