jueves, 19 de abril de 2018

“¿QUÉ TANTO AGUANTAS?”



¿Qué tanto aguantas? Buena pregunta… trata de responderla. ¿Aguantas hambre? ¿aguantas frío? ¿aguantas estar con alguien que no te agrada o tener que responderle porque tuvo un detalle contigo? ¿aguantas estar con alguien por compromiso? ¿aguantas permanecer hasta el final en una conferencia o viendo una película que te resulta aburridísima? ¿aguantas estar en una procesión hasta el final aunque tengas dolor de piernas o de espalda? ¿aguantas y callas cuando te critican o critican tu trabajo? ¿aguantas trabajando hasta caer rendid@? ¿aguantas estar en trabajo en el que no te sientes realizad@? ¿aguantas sueño o cansancio? ¿aguantas estar en un lugar que no te gusta solo porque la otra persona está cómoda? ¿aguantas el dolor hasta no poder más antes de ir al médico o tomarte una pastilla? ¿aguantas que te manejen como marioneta por no perder el amor de los otros? ¿aguantas mantener una relación que no te nutre? ¿aguantas el comportamiento de una persona y no dices algo por temor a que se aleje de tu lado? ¿aguantas las ganas de decir algo por miedo a caer mal? ¿aguantas y te comprometes porque sientes que estás en deuda con el otro? ¿aguantas…?

Si te has sentido identificad@ con más de tres de estas preguntas, tal vez deberías echar un vistazo a tu autoestima.  ¿Es que por no saber decir “no” eres mejor persona? No te equivoques… si no sabes decir “no”, si no sabes poner límites, si eres capaz de aguantar tanto y lo que sea, si eres capaz de vender tu alma al diablo… es que eres una persona muy herida. Tranquil@, no pasa nada, tampoco se acaba el mundo. Yo siempre digo que el caer en la cuenta es un paso de gigante en el camino del crecimiento humano. El caer en la cuenta es un paso hacia la libertad interior

Cuando “aguantas” traicionas el primer mandamiento, ese que habla de amarte a ti mismo. Cuando “aguantas” en el fondo tienes la necesidad de ser amado, de ser valorado por lo que eres… el problema que ni siquiera tú te amas o valoras. ¿Entonces? Comienza por estar atent@ en el día a día de todas las veces en que “aguantas”, pregúntate por qué aguantas y cae en la cuenta de si es necesario aguantar.
  • Tal vez sea el momento de dejar ese trabajo en el que has aguantado a tu jefe, a tus compañeros, horas extra mal pagadas… ese trabajo en el que no te han valorado o ese trabajo que no te permite crecer.
  • Tal vez sea el momento de dejar ir a esa persona que no te nutre o que te absorbe toda la energía.
  • Tal vez sea el momento de terminar con esa relación que no te conduce a ningún lugar.
  • Tal vez sea el momento de ser tú mism@ y responder a tu corazón independientemente de lo que piensen o digan los demás.
  • Tal vez sea el momento de atenderte, amarte, respetarte, poner límites y cuidarte.
  • Tal vez sea el momento de tener detalles contigo, de disfrutar un poco más de la vida, de realizar actividades que te den vida, de conectar con la naturaleza, de hacer aquello que siempre quisiste hacer y nunca lo hiciste por falta de tiempo. 
  • Tal vez sea el momento de hablar, de ser sincer@ contigo y con los demás, basta ya de autoengaños o de engañar a los otros, expresa lo que sientes y lo que quieres… quien realmente te ama permanecerá siempre a tu lado.
  • Tal vez sea el momento de aceptar quien eres… de aceptar tus zonas de luz y tus zonas de sombra.
  • Tal vez sea el momento de perdonarte y de perdonar a otros.
  • Tal vez sea el momento de pedir ayuda
  • Tal vez sea el momento…


Ya… No esperes más… Ahora es el momento de comenzar a hacer cambios… Tu futuro está determinado por las decisiones que tomas en la vida… ¿Quieres forjarte un buen futuro? Manos a la obra… comienza a poner nombre a todo aquello que “aguantas” en tu vida… y toma decisiones. Si optas por cambiar: enhorabuena. Pero si optas por seguir como hasta ahora, al menos no te culpes y trata de aceptar lo que hay. En ambos casos despídete de sufrir en balde.

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