Hay muchos que
se toman el costo de dar su vida con el único objetivo, así creen ellos, de
salvar al mundo. La realidad es que no son conscientes de que ellos mismos
necesitan ayuda. Quieren cambiar todo y a todos pero, no es posible porque, la
decisión de cambio es un asunto personal. Son personas que tienen muchísimas
cosas pendientes de trabajar, muchas necesidades por satisfacer
Si te sientes
identificad@ ya es hora de que hagas un alto en el camino y te sumerjas en el
fondo de tu corazón para descubrir y escuchar tu propia verdad. No puedes
cambiar a los demás, si quieres cambiar o salvar a alguien comienza por ti.
Esta conversión supone amarte y aceptarte tal y como eres, verte perfect@ en tu
imperfección, tratarte con dulzura y tolerancia, poner límites… Solo mereces
ser amad@ y respetad@, no aceptes cualquier otra cosa que te regalen (críticas,
invasión de tus límites, golpes, burlas…)
Revísate y ve a
tu centro. ¿Cómo estás? ¿Cómo está tu corazón? ¿Necesitas ayuda? Sé sincer@
contigo. Tal vez a otros puedas engañar pero no a ti. Si necesitas ayuda ¿por
qué no la pides, a qué esperas? Dios da su gracia a los humildes y es de
humildes el pedir ayuda cuando se requiere
Si quieres
servir, ayudar, darte a los otros… tienes que estar fuerte y ser una persona
equilibrada que sabe nutrir cada una de sus dimensiones.
¿Cómo vas a
ayudar a alguien que se está ahogando si no sabes nadar? Por mucho que ames a
esa persona, tu buena fe lo único que va a lograr es que acabéis ahogándoos los
dos. Es más honesto que te retires, sin culpabilizaciones, y que busque a otra
persona que le salve. Convéncete: “Tú no puedes”
Aprende a nadar
si quieres salvar a otros, así no morirás en el intento de rescatarlos. Eso no
te obliga a ayudar a todo el que te necesite. Solo porque alguien te diga que
te necesita no es suficiente para que te tires a la piscina. Tú también tienes
tus limitaciones y debes ser firme para no lesionarte innecesariamente y acabar
perjudicad@.
Comienza por ti…
aprende a nadar… y después decide qué hacer en función, no de lo que quieres
sino, de lo que sea lo mejor para los dos.
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