"TERCER GRADO DE AMOR"

San Ignacio de Loyola habla de tres maneras o modos de amar o grados de amor. El tercero es la identificación total con Jesús

Hay quienes se conforman con estar en el primer o segundo grado: ir a misa, rezar, ser buena onda con todos y ser persona “buena” para los demás. Esto está muy bien pero quedándonos así nos exponemos a la tentación de acomodarnos e incluso de ser admirados y ensalzados.

Hay un tercer grado de amor al que todo cristiano tendría que, al menos, aspirar o desear: Tener los mismos sentimientos y actitudes que Jesús para amar, perdonar y en definitiva ser como él. Pero no es fácil porque eso lleva a elegir la pobreza, a abajarnos, a cederle el control a él, a sufrir humillaciones, críticas, insultos, burlas, persecución e incluso la muerte.

Es más fácil conformarnos con creer en Dios. Lo de seguir a Jesús desinstala, saca de la zona de confort, compromete con el excluido, modifica nuestro estilo de vida, de ser, de estar, de comportarnos…

Estar en el tercer grado de amor supone la identificación con Cristo, tener los mismos sentimientos y actitudes que Jesús. Contempla la vida y la pasión de Jesús así como sus sentimientos y actitudes.

*  ¿Cómo responde ante las críticas y humillaciones? ¿Y tú?

* ¿Cómo es su relación con el Padre? ¿Y la tuya?

* ¿Cómo es su relación con los marginados y excluidos? ¿Y la tuya?

* ¿Quiénes son sus preferidos? ¿Y los tuyos?

* ¿Cómo es su misericordia con quienes le llevan a la cruz? ¿Cómo está tu capacidad de perdonar?

* ¿Qué tanta prisa tiene? ¿Qué tanto te afanas?

* ¿Qué es lo que realmente le preocupa? ¿Y a ti?  ¿Se asemejan tus preocupaciones a las de Jesús?

* ¿Qué tan preocupado está de su imagen, de lo que digan de él? ¿Y tú?

* ¿Qué tan preocupado está de lo que va a comer, de dónde…? ¿Y tú?

* ¿En quién pone él su confianza? ¿Y tú?

¿Quieres ser feliz? No te conformes con ser cristian@ del montón, de esos ya hay muchos… desea y aspira a amar como Jesús, a tener sus mismos sentimientos y actitudes ante todo y ante todos. Cierto que se necesita una gran dosis de gracia… pídela y confía… pero eso sí: pon de tu parte dando pequeños pasitos cada día.

Contempla y conoce a Jesús… y que el conocerle despierte en ti el deseo de identificarte con Él en las buenas y en las malas.