domingo, 21 de abril de 2019

"VERDADERAMENTE HA RESUCITADO Y ESTOY ALEGRE"


Al meditar sobre la resurrección del Señor en mis ejercicios espirituales en Loyola (España),  Richard (el jesuita que me acompañaba) siempre me decía: “Jesús no se apareció con luces y destellos de colores… no es así como tenemos que esperar verlo”. Y es cierto… una vez más confirmo que una cosa es “saber que Cristo ha resucitado” y otra muy distinta es “tener experiencia de la resurrección de Cristo”.

“Tener experiencia de Cristo resucitado” fue lo que vivieron María, los discípulos, María Magdalena, los de Emaús… y tantos otros a lo largo de la historia… y tal vez también muchos de nosotros. Cuando ellos tuvieron esa experiencia no pudieron callarse. Esto es lo que siento esta mañana de domingo de pascua… y algo me invita a compartirlo


Caminaba anoche para catedral a celebrar la vigila pascual con mi amiga Marta. No íbamos desoladas, ni tristes… más bien íbamos hablando, riendo y alegres por la gran celebración que íbamos a vivir. Sin esperarlo, algo sucedió en el camino… y algo en nosotras cambió. Lo que yo sentí fue una inmensa paz y una profunda alegría totalmente desproporcionales con el hecho que habíamos vivido. Esa paz y esa alegría no eran mías. Llegando a catedral, mire a Marta y le dije: “Verdaderamente el Señor ha resucitado y estamos alegres, y aquí estamos nosotras celebrándolo antes que el resto”. Y sí, ahí estábamos con ganas de gritar a los cuatro vientos lo que Dios había hecho en nosotras… Y todo nos hablaba en la Eucaristía… parecía que alguno de los salmos estaba dedicado: Para Marta y Gloria…

Esta mañana solo puedo dar gracias a Dios… Como María mi alma proclama la grandeza de Dios…

Deseo de todo corazón que tengas la experiencia de Cristo resucitado para que conmigo puedas anunciar que Cristo Vive, y así podamos celebrar esta alegría.
  


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