Quitaron de en medio a Juan, a Jesús… y después a tantos
otros. Porque incomodaban, porque resultaban molestos, porque cuestionaban la
propia vida.
Dos mil años después seguimos alejando a Jesús de nuestra
vida, lo hacemos a un lado… No hay muchas opciones: O con Él o sin Él. Tenemos
que decidir.
Dios habla a la conciencia… una voz interior nos dice
cuándo y en qué estamos equivocados, que dejemos “eso”, que nos apartemos de
aquello que nos está haciendo caer en un abismo cada vez más profundo…
- Si nos mantenemos en nuestra errada decisión, nos iremos autodestruyendo hasta que decidamos optar por otro camino, volver a Jesús… Somos libres… la decisión depende de nosotros
- Si abandonamos lo que nos enreda, regresaremos al camino, recuperaremos la paz interior y la armonía de nuestro ser… volveremos a casa
Y es que… o estamos con Jesús o no estamos. No se
puede desear o decir estar con Jesús y vivir de forma incoherente con el
Evangelio. Seguirle implica renuncias que, puede que al principio parezcan
costosas y nos hagan sufrir, pero son necesarias para tener vida en abundancia
¿Con Él o sin Él? De tu decisión va a depender tu
felicidad… Tú eliges
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