¡Qué fácil querer a quien nos quiere, hacer el bien a quien nos
ayuda….!. ¡Cómo nos cuesta ver más allá, valorar a los otros por lo que son y
no por lo que interpretamos, amar a quien no piensa como nosotros, a quien nos
cae mal, a quien nos ignora o rechaza…!.
Uno de los tantos gestos de Jesús que hablaba de su amor
desinteresado, gratuito y universal fue el lavar los pies a sus discípulos. No
hizo distinción entre ellos. Se abajó y
lavó los pies a todos los que allá se encontraban: A quien le quería, a quienes
buscaban primeros puestos, a quienes no entendían… a quien le traicionaría y
también a quien le negaría. Él lo sabía. Conocía sus corazones, sus
pensamientos y sentimientos. Y a pesar de esto, todos recibieron el mismo
trato.
También hoy se abaja a nuestras realidades, a nuestras vidas.
Sigue queriendo lavar nuestros pies. El gesto habla por sí solo: “Te amo a
pesar de…, por encima de… y no me importa… Y porque te amo: Te sirvo, te cuido,
lo doy todo por ti”.
Seguro que podemos poner cara a personas que nos resultan
fastidiosas, prepotentes, que no nos caen bien, que hablan mal de nosotros, que
nos han hecho algún daño… Es la oportunidad de abajarnos y lavarles los pies,
tratarles como a aquellos a los que queremos. Por supuesto que cuesta pero con
su gracia todo es posible. Y será otro medio de unirnos a Él. Pero quizás
primero sea necesario amar nuestra pequeñez y pobreza y dejar que Jesús se
acerque a lavarnos los pies. ¿Cómo amar la pequeñez y pobreza del otro si no
acepto, abrazo, y me alegro de todo lo que hay en mi haber?.
🙏🙌💕
ResponderEliminarAmen la palabra abajarnos para entender a los pobres pero no lo hacemos si lo hiciéramos todo cambiaría.
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