Muchas veces no entendemos por qué suceden ciertas cosas, por qué
nos toca vivir determinados acontecimientos, por qué… y nos preguntamos: “¿Por
qué a mí?”. Así caminaban aquellos hacia Emaús: Decepcionados, tristes,
queriendo encontrar respuestas a la muerte de Jesús y alimentando aún más su
desesperanza al no hallarlas. Y Jesús tan solo responde: “Era necesario”.
¿Realmente era y es necesario el sufrimiento?. No. El Dios que
todo lo creó, y todo lo hizo bien y bueno, no comparte el sufrimiento pero se
sirve de lo que vamos viviendo, por muy negativo y malo que podamos
considerarlo, para acercarse a nosotros y mostrarnos su amor.
Seguro que esa adversidad no estaba en nuestros planes y
proyectos, no encajaba con nuestros deseos, no formaba parte de nuestro querer…
pero en ella estaba escondido el amor y la invitación a confiar, a creer, a ser
humildes, a ser misericordiosos, a cambiar nuestra mirada, a acogernos en la
debilidad, a salir de nosotros mismos, a dar un nuevo sentido a nuestra vida… Y
es que el Señor no se cansa de buscarnos en todo momento y en toda
circunstancia.
Ante acontecimientos inesperados y dolorosos hemos podido derramar
lágrimas, sentirnos culpables, nos hemos podido lamentar de no haber tomado
mejores decisiones, quizás han surgido sentimientos no deseados como rabia y
rencor, y a lo mejor en algún momento hemos renegado de nuestra fe y nos hemos
alejado aún más… pero “eso” ERA NECESARIO.
Ante el misterio, muchas veces incomprensible, solo queda
rendirnos, confiar en que todo forma parte de un Plan de Amor y de que el Señor
consigue sacar siempre mucho bien de todo… y dar gracias. Un Dios Amor solo
puede desear y querer cosas buenas para sus hijos.
Seríamos plenamente felices si tuviéramos esa visión sobrenatural de las cosas que nos pasan. Gracias por recordárnoslo.
ResponderEliminar🙏🙏🙏
ResponderEliminarGracias ,bendiciones un fuerte abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias.
ResponderEliminar