viernes, 10 de febrero de 2017

“¿DÓNDE ESTÁ NUESTRO CORAZÓN?”



Isaías profetizó: “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí”. ¿Dónde está nuestro corazón? ¿Dónde está nuestra vida? ¿En qué o en quién ponemos nuestra confianza?

Tal vez nos pase como a los fariseos y a los letrados. Decimos creer en Dios y seguir a Jesús pero de boca y con la mente mucho más que con la vida

Resultado de imagen para corazon liberadoPensemos en nuestras oraciones. ¿No son muchas veces una reflexión de lo que leemos o un sinfín de peticiones, alabanzas y acciones de gracias? En definitiva palabras y palabras… oraciones llenas de contenido pero vacías y huecas de amor… porque ¿cuánto de amor hay en ellas? ¿Qué es lo que andamos buscando cuando oramos?. Las oraciones acaban siendo demasiado racionales y poco afectivas, las palabras lo llenan todo y el corazón queda vacío. No es de extrañar en estos casos que se termine abandonando la oración o se haga por compromiso o a la carrera para terminar cuanto antes

“… su corazón está lejos de mí”. ¿Vamos a la oración con el corazón o solo con la mente?. ¿Cómo nos va a transformar la oración si no nos dejamos afectar, llenar de “su amor”?

La oración, decía Santa Teresa, es tratar de amistad estando muchas veces a solas con quien sabemos nos ama. La oración es el encuentro entre dos seres que se aman y que desean entregarse enteramente el uno al otro. Cuando así se vive y se experimenta: no hay prisa, sobran las palabras, y se desea el encuentro.

Pero para vivirlo así hay que vaciar el corazón de afecciones y afectos desordenados que nos distraen, que nos alejan y que se convierten en nuestro centro, en nuestros dueños y señores, perdiendo de esta forma nuestra libertad
Si conseguimos vaciar el corazón, por una parte con nuestra voluntad y por otra con la gracia de Dios, y deseamos internamente entregarnos completamente a Él y confiar en que en todo momento nos dará lo que más nos conviene, se producirá el encuentro. Y cuando ese encuentro se produzca, la vida cambiará y cambiará nuestra forma de ver y relacionarnos con los otros, y de ver y de relacionarnos con la realidad que nos rodea.

¡Cómo nos cuesta soltar, dejar ir…! Decimos poner la confianza en Él y andamos buscando seguridades en el mundo… ¿Qué tienes que soltar? ¿Qué está impidiendo en tu vida que se produzca el encuentro: el exceso de actividad, el buscarte, el sentirte valios@, las cosas materiales, el miedo, la desconfianza, las consecuencias, el dinero, el deseo de sobresalir, las distracciones tecnológicas, la desesperanza, la imagen, la salud, la comida…?
 
Su corazón desea encontrarse con el tuyo pero es necesario vaciarlo para que Él pueda llenarlo completamente. Tú decides: ¿seguir amarrad@ y atad@ a tus esclavitudes, o liberarte de todo para comenzar a vivir?

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