viernes, 24 de febrero de 2017

"NUESTROS SENTIDOS"


Nuestros sentidos son la puerta a la experiencia de Dios. ¡Y qué olvidados los tenemos!. Tan olvidados que ni somos conscientes de ellos y ni los valoramos.
El otro día me contaba un hombre que había ido a hacer guardia para acompañar al santísimo en una capilla a la 1am durante una hora. Sin terminar su tiempo, una mujer entró. En tal momento, la señora a la que ni conocía pidió ser escuchada por él. A él le fastidió e incomodó porque ¡qué barbaridad, levantarse en la noche para estar “a solas con Él” y disfrutar del encuentro y aquella señora “fastidiando”!. ¡Qué ciegos estamos!. Mientras no abramos nuestros ojos y miremos más allá de lo que nuestros ojos físicos son capaces de alcanzar a ver, difícilmente podremos descubrir a Dios en los otros, en los acontecimientos…
Nuestras ideas limitadas y cuadriculadas de Dios pueden impedir que realmente se produzca el encuentro
Abrir nuestros ojos… prestar atención a los sonidos y a las palabras para poder escuchar a Dios… percibir los olores que nos llegan… tocar para descubrir el poder sanador que tiene el contacto físico y la acción de Dios a través nuestro… gustar de las cosas (de las grandes y de las pequeñas), de los acontecimientos (de los alegres y los no tan gratificantes), de las personas, de un viaje, de los quehaceres de cada día, de una canción, de un café o un helado, de una amanecer en la montaña, de una excursión…
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El amor de Dios envuelve nuestra vida, habita en todo y en todos, y es irradiado constantemente. ¿Qué tanto lo sentimos y experimentamos? ¿qué tan atentos estamos a la realidad que vivimos para percibir su Presencia?

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