Jesús puede reconstruirnos si así lo deseamos
Jesús puede hacer de nosotr@s algo nuevo, solo es necesario dejarse hacer
Él confía en que todavía puede lograr algo a través nuestro
Y toma la iniciativa. Y se hace el encontradizo así como se cruzó en el
camino de la samaritana. También con nosotros se cruza, también busca de mil y
una formas la manera de encontrarse con nosotros. Y Jesús le pide a la
samaritana, y nos pide a nosotros, de beber. Necesita de nosotros para poder
seguir haciendo realidad el sueño de Dios en nuestro mundo de construir el
Reino. La respuesta es personal. Nos pide de beber ¿qué estamos dispuestos a
darle? ¿qué vamos a hacer por Él?
Tal vez nuestra respuesta es muy limitada si la comparamos con el gran
amor que nos tiene. Quizás necesitamos que nuestros encuentros sean más
continuos y profundos para que nuestras vidas se vayan transformando. El
encuentro es el que transforma. Pero para que se produzca el encuentro y la
transformación son necesarios: tiempo y diálogo en el silencio. Solo estando y
vaciándonos de nosotros mismos podremos encontrarnos con Él y dejarle que nos
llene de su amor. Solo llenándonos de su “agua” podremos dar de beber a otros.
El encuentro con Jesús ha sanado y sigue sanando, ha liberado y libera,
convierte nuestras vidas…
No nos va a pedir algo que no podamos ofrecer
Hoy a cada uno en nuestra realidad nos vuelve a decir “dame de beber”
pero recuerda “uno no puede dar lo que no tiene”… primero llénate… y luego
pregúntate: ¿qué me pide? ¿qué le voy a dar? ¿qué medios voy a poner? ¿qué
renuncias voy a realizar?.
A mayor entrega mayores serán los beneficios recibidos.
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