lunes, 13 de marzo de 2017

"TENTACIÓN O PECADO"




Estamos en Cuaresma, buen momento para hacer revisión de nuestras vidas y descubrir cuáles son las tentaciones que nos acechan y cuáles permitimos en nuestras vidas

La tentación es algo atractivo. A veces la detectamos rápidamente, otras veces se nos presenta de forma más disimulada haciéndonos creer que algo es bueno
Una cosa es sentir y otra consentir. Esta es la diferencia entre tentación y pecado: el consentirlo

En cualquier caso siempre es una lucha interna la que el ser humano libera. Por un lado la seducción y la atracción del mal, aún en ocasiones disfrazado de bien, y por otro la gracia de Dios que nos habla a través de la conciencia y nos hace ver que “eso” no es su voluntad porque nos aleja del plan o sueño que tiene para nosotros.

Toda tentación nos seduce con un pequeño paso. Un paso lleva al siguiente. Y así hasta que nos vemos envueltos por el pecado, alguno de ellos muy grave. El problema es que cuanto más nos dejemos llevar más difícil es salir.

Si cuando estamos pecando la brújula de nuestra conciencia nos advierte de que algo no está bien, es la misma voz de Dios que desea que nos alejemos. Tenemos dos opciones: 

Resultado de imagen para brujula* acallar nuestra conciencia. Si continuamos orando, el sufrimiento se prolongará porque en el silencio será más fácil escuchar que Dios no quiere eso. Entonces lo mejor será abandonar la oración. No habiendo oración no hay silencio. No habiendo silencio no escuchamos nuestra voz interior. No escuchando nuestra voz interior todo se vale. Pero nos estamos perdiendo.

*volvernos a Él. Hacer frente a la tentación fortaleciendo nuestra voluntad y pidiendo en la oración esa gracia y denunciarla y confesarla a un acompañante espiritual para que pierda fuerza.

La clave para vencer las tentaciones y que el pecado no entre en nuestras vidas es la oración. A más tentaciones, más tiempo de oración. Si hay tanto mal en el mundo es porque hemos sacado a Dios de nuestro corazón y no le damos cabida buscando nuestros espacios en el día para encontrarnos con Él. Si el activismo, el estar con otros y el ruido ha llenado nuestra vida desplazando o anulando la oración, estaremos huecos por dentro y seremos presa fácil del mal espíritu. A mayor compromiso también es preciso más tiempo de oración porque más expuesta está la persona a sucumbir.

Él quiere encontrarse con nosotros en el silencio. Él es el único que puede llenar nuestro vacío y hacernos felices. ¿Por qué pudiéndolo tener todo andamos mendigando migajas? ¿Por qué anhelando la vida escogemos la muerte? ¿Por qué contando con quien nos ayude confiamos en nuestras propias fuerzas y seguridades? ¿Por qué teniendo libertad para escoger lo que nos hace bien elegimos lo que nos daña? ¿Por qué…?

















No hay comentarios:

Publicar un comentario