Hoy me llamó poderosamente
la atención esta afirmación: “Dios es el Dios de la sorpresa”. Tal vez porque
llevo semanas pensando en preparar un tema a padres de familia sobre “cómo
educar a los hijos en el asombro”. De cualquier forma me hizo reflexionar esta
frase.
“Dios es el Dios de la
sorpresa”, es una realidad, pero solo si estamos atentos podemos descubrirlo. Y
es que Dios se esconde en lo insignificante, en lo sencillo, en lo despreciado,
en lo simple, en lo cotidiano, en lo que pasa inadvertido, en lo que no se
valora… ¿Cómo vamos a encontrarle si andamos hacia fuera y en “nuestras cosas”?
¿Cómo podemos encontrarle si no estamos atentos a lo que vivimos, a lo que
sucede, a lo que vemos, a lo que escuchamos…?
¿Cómo podríamos llegar a
imaginar el valor de Dios si no nos hemos encontrado con Él? Solo quien le
encuentra es capaz de dejarlo todo, de considerar “todo” relativo y en segundo
plano. Solo quien le encuentra es libre.
Te buscamos y ponemos todo
de nuestra parte como si solo dependiera de nosotros… y hacemos, hacemos,
hacemos… y nos comprometemos en una y otra cosa… y llenamos nuestra vida de
demasiadas “cosas” y de tan llena que está, no te dejamos espacio.
Miramos y no te vemos,
oímos muchas voces y sonidos pero no te escuchamos, vivimos muchas situaciones
pero no te descubrimos ¿Por qué no dejamos de una vez por todas de correr? ¿Por
qué no te dejamos hacer? ¿Por qué no nos limitamos a dejarnos encontrar por Ti?
Y es que de continuar “como siempre” pasaremos de largo una y otra vez sin
verte. ¡Qué importante estar aquí y ahora presente! Ser conscientes de que estás
ahí, aquí y ahora esperando encontrarte con nosotros
Aumenta nuestra
sensibilidad, nuestra atención… que nos abramos a tu Presencia, que te
encontremos para poder ser libres y así poder hacer siempre y en todo tu
voluntad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario