martes, 15 de agosto de 2017

"SOLO UN PAR DE ZAPATILLAS"




“D.” es un muchacho de sexto grado que ha llegado hace cuatro meses a la escuela. Me llamaba la atención que no vistiera con uniforme. Hace algo más de mes y medio me dijo que en su casa andaban mal de dinero. Calza unas zapatillas todas rotas porque es lo único que tiene, otros días le agarra a su hermana unas de ella. Le prometí buscar la manera de conseguirle unas.

La situación familiar es desastrosa. Aguanta hambre, su mamá le da de desayunar golpes y palabrotas (narrado por sus vecinas), y su papá apenas se hace presente porque vive en otra colonia. De remate el papá es alcohólico. Sorprendentemente el niño prefiere a su padre “bolo” porque dice que estando “bolo” es “buena onda”.

Resultado de imagen de PIES SUCIOS Y DESCALZOSAyer después de clase “D.” vino a hablar conmigo y tras contarme cómo estaba, me dijo: “Profe, ¿ya me consiguió “los tennis” (las zapatillas)?”. Sentí que me daba un bofetón. Solo pude contestar: “Fíjese que no”. Y para terminar de “noquearme” no le dio mayor importancia y cambió de tema. No me reclamó… y yo se lo había prometido… quería ponerme a llorar… me acordé del “estuve desnudo y me vestiste”… Jesús necesitaba “unos tenis” y yo no se los había comprado
Que los más desfavorecidos, marginados, excluidos y necesitados nos sigan recordando:
- la lección de la generosidad, del compartir lo que somos y tenemos, del desapego
- que todo es de todos
- que amar es dar al que tiene menos que yo, dar a aquel que no te lo puede devolver (porque si amamos solo a los que nos aman o a aquellos que nos pueden devolver el favor ¿qué mérito tenemos?)

Jesús vive y se hace presente en nuestras vidas a través de los más pequeños. Que podamos reconocerle y responderle.


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