miércoles, 15 de noviembre de 2017

"PERMANEZCAN EN MÍ COMO YO EN USTEDES"




“La rama no puede dar fruto por sí misma si no permanece unida a la vid, así tampoco ustedes si no permanecen en mí”. Juan 15, 4

Jesús nos invita a estar unidos a Él, solo así podremos dar fruto

Resultado de imagen de LA VIDA Y LOS SARMIENTOSPuede que nuestras vidas estén llenas de actividad, hacemos y hacemos pero no vemos frutos o son muy escasos. Puede que nos esforcemos y acabemos agotados y con la sensación de estar haciendo poco o muy poco. “El alma que anda en amor ni cansa ni se cansa”

Sería bueno cuestionarnos sobre esto. Si realmente estamos unidos a Él, los frutos se dan. Si tenemos fe en que todo es posible para Él, nosotros solamente tendremos que poner los medios y los frutos se darán. Para eso es necesario dejarle que llene nuestro corazón

A lo mejor nuestro hacer no tiene ni su origen ni su destino en Él. ¿Por qué hacemos lo que hacemos? ¿Para qué lo hacemos? ¿Qué es lo que nos motiva? ¿A quién respondemos: a nuestro ego, a una idea que tenemos de Dios, o realmente al Dios de Jesús?
Quizás por eso nos hemos podido sentir muchas veces como dando tumbos, quizás por eso no terminamos muchas veces de centrarnos, no vemos con claridad o percibimos el futuro incierto

Si Dios es una idea en la que creo y no ha bajado de mi mente a mi corazón… difícilmente daré frutos.
Si hay algo que impide mi unión con Él… difícilmente daré frutos
Si tengo mi corazón lleno de “tantas cosas” que me alejan de Él… difícilmente daré frutos
Si creo que todo se soluciona con unas oraciones pero mi vida no cambia… difícilmente daré frutos

“Separados de mí no pueden hacer nada”… bueno, hacer lo que se dice hacer podemos hacer mucho pero resultará vacío, hueco, superficial… no tendrá la hondura, la profundidad, o el efecto esperado o deseado. Por otra parte nos queda el consuelo de que “nada es imposible para Él” pero que eso no sea una justificación para cruzarnos de brazos y seguir como hasta ahora.


¿Qué nos queda? Si queremos dar fruto está claro: vaciar nuestro corazón de todo aquello que nos impide amar para que Él pueda hacer su obra a través nuestro. Comienza a poner nombre a todo aquello que no le deja ser y déjalo ir… mañana puede ser demasiado tarde.

No hay comentarios:

Publicar un comentario