viernes, 3 de noviembre de 2017

"OTRA OPORTUNIDAD"


Este domingo fue un día duro de trabajo. Era día de exámenes finales y los estudiantes habían encargado comida para almorzar en el colegio. Terminando la hora de comer, Sor Suyapa me comunicó que una alumna (que ya tenía antecedentes de haber consumido drogas) había estado tomando alcohol. Fuimos para el aula e inmediatamente llegó la coordinadora. Se les dio la oportunidad a los alumnos de hablar y contar lo que había pasado pero todos callaron. Comenzamos a revisar las mochilas (me sentí super incómoda urgando sus pertenencias pero teníamos que confirmar las sospechas y buscar cualquier indicio antes de tomar medidas). La coordinadora encontró una cajita de jugo en la que habían echado ron. La botella la encontramos en el basurero del aula. Tras amenazarles con retirarles los exámenes si no hablaban, “A” se delató. Sor Suyapa y la coordinadora se bajaron con ella para redactar el acta de expulsión y yo me quedé un rato con ellos. Les pregunté quién más sabía de aquello y quién había colaborado. Un alumno dijo: “Profe todos sabíamos pero nadie dice nada por miedo. Aunque nos hubieran retirado el examen no hubiésemos hablado. Vale más nuestra vida y no sabemos qué consecuencias puede tener el hablar”. Y ahí sí… les hablé bien enojada y les dije: “Sigan así… por eso este país está como está… y la culpa no la tienen tanto los políticos sino el pueblo que calla y calla… todos saben pero nadie dice nada y al final todos son responsables y se vuelven cómplices del mal”.

Como tres horas y media entre hablar con la muchacha, hablar con la que había metido la botella en el colegio, hablar con los que habían tomado de la botella… y al final… “A” expulsada del colegio y a los otros cuatro se les ha dado un periodo de reflexión hasta finales de enero, fecha en la cual si quieren matricularse en el colegio tendrán que redactar un compromiso firmado que deberán cumplir durante el curso escolar.

Resultado de imagen de DIOS NOS DA OTRA OPORTUNIDAD
Llegué a casa a las 5.30pm, solo tomé un poco de café con leche y me fui para la eucaristía de 6pm. Estaba agotada… casi once horas en el colegio (como todos los domingos)… y de remate esa misa fue ¡tan larga!, duró hasta 7.40pm… en la homilía me faltó poco para dormirme. El caso es que en la eucaristía me estuve acordando de “A”… tal vez yo no hice lo suficiente por acompañarla durante el curso, tal vez se merecía otra oportunidad, ¿por qué a mí se me dan tantas oportunidades y a ella se le echa del colegio? ¿acaso mi vida vale más que la de ella? No es justo, creo que no es justo, si a mí no se me hubieran dado tantas oportunidades no sé dónde estaría ni que estaría haciendo… no merezco estar aquí ni hacer lo que hago si Dios me hubiese medido de la misma manera. En eso estuve toda la eucaristía: preguntándome ¿por qué a otros no se les da otra oportunidad y a mí se me dan tantas?

No encuentro respuesta a mis preguntas pero tengo la certeza de algo y es que Dios me ama y a pesar de mi debilidad y fragilidad me quiere acá. Y este domingo lo volví a confirmar. En el lateral, en el que estaba sentada, dio la comunión una mujer muy comprometida y ya mayor a la que tengo años de conocer pero ahorita hacía unos meses que no la veía porque no voy a esa iglesia. Cuando llegó el momento de darme la comunión, se le iluminó la cara, sus ojos brillaron y con una sonrisa me dijo: “Hola Gloria”… “El Cuerpo de Cristo”. Volví a mi asiento y… buf… fue como el mismo Dios saludándome y diciéndome: “me alegro de que estés acá… sigue adelante… yo te quiero… (eso y más cosas)”. Lo que continúa ya te lo imaginarás… siempre llevo pañuelos a la eucaristía porque nunca sé cuándo Dios me va a hacer uno de estos regalitos

No sé cuál será tu caso… pero sí que estoy segura de algo… el Amor y la Misericordia de Dios es mucho más grande que la justicia humana y bendito sea Dios si así lo vivimos, experimentamos y agradecemos


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