viernes, 8 de diciembre de 2017

“¿CREES EN DIOS Y/O SIGUES A JESÚS?”

A mediados de noviembre realicé los Ejercicios Espirituales de ocho días de San Ignacio en el Centro de Espiritualidad de los jesuitas en Arena Blanca (Yoro - Honduras). La primera oración de uno de los días era con el texto de las bienaventuranzas. Pensé que iba a ser tiempo perdido porque no es una lectura que me hable. A pesar de esto, y fiel a los consejos de San Ignacio de Loyola, seguí todos los pasos, permanecí el tiempo establecido (una hora) y después escribí mi examen de la oración. Fue en ese rato de mi examen cuando tuve una gran consolación

Confieso que hasta ese día descubrí el mensaje que encierran las bienaventuranzas. He caído en la cuenta de que es distinto creer en Dios que seguir a Jesús. Creer en Dios implica cumplir los mandamientos (y tampoco los cumplimos aunque digamos que creemos en Él) pero seguir a Jesús implica algo más. Seguir a Jesús supone vivir las bienaventuranzas. Muchos creemos en Dios pero pocos siguen a Jesús. Yo ya vi mis principales carencias. No puedo seguir a Jesús si no soy libre internamente de todo/s, si no tengo compasión por los otros, si no perdono de corazón, si mi corazón no está limpio y no miro a los demás con el amor con el que Él me mira, si no trabajo por la paz, si no tengo hambre y sed de vivir conforme al plan de Dios…

Resultado de imagen para bienaventuranzas

Todavía me falta mucho, es muy fácil decir que le sigo con palabras pero me queda mucho trabajo interior por hacer para que eso se refleje en mi vida. Lo que sí tengo claro es que quiero y deseo seguirle y confío en que me vaya dando la gracia para que así sea.


Quiero centrar ahora mi mirada en Honduras. Siempre me he preguntado por qué un pueblo que se confiesa creyente sufre de tanta violencia, injusticia, corrupción, narcotráfico, pobreza… La respuesta está clara: se cree en Dios pero no se sigue a Jesús. Los mismos que andan ahora saqueando bancos, negocios o camiones, los que andan quemando casetas de peaje, tiendas, bodegas o gasolineras, los que andan enviando por whatsapp videos que crean angustia y miedo, los mismos que andan metiéndose en las casas, los que andan incitando a la rebelión, los que andan creando división entre hermanos y amigos… estoy casi 100% segura, y esto me da muchísima tristeza, de que creen en Dios… y ahí no se salva nadie… los hay católicos, evangélicos… El pecado social es consecuencia del pecado personal… no podemos culpar a los gobiernos cuando nosotros hacemos lo mismo en la medida de nuestras posibilidades. Ejemplo: Algunos hablan de políticos corruptos pero ellos eluden los impuestos o roban la luz… ¿acaso esto no es corrupción?


Si todos siguiéramos a Jesús, Honduras sería distinto. Los políticos, independientemente del color, no van a cambiar el país. De esta realidad hace tiempo que me convencí. Es el pueblo, es cada uno el que tiene que volver su mirada a su corazón y cuestionarse a la luz de los mandamientos y de las bienaventuranzas: ¿Amas al prójimo como a ti mismo o solo a los que te quieren o piensan como tú? ¿Compartes lo que eres y lo que tienes con los más necesitados o solo das de lo que te sobra? ¿Eres instrumento de la paz de Dios en tu familia, y con tus vecinos, y con tus compañeros de trabajo? ¿Está tu corazón limpio de rencor, de soberbia, de odio, de deseo de venganza, de deseo de tener… eres capaz de ver la bondad de Dios en todo y en todos? ¿Miras a los otros, que son tan queridos por Dios como tú, con la misma misericordia y amor con que Dios les mira?... La transformación de un país comienza con la transformación interior de cada una de las personas que lo habitan y eso ningún gobierno lo va a lograr. Es necesario tomar conciencia de esta realidad y que comencemos a revisar nuestras pobres vidas. Lo fácil es culpar a los gobiernos y así eludir nuestra responsabilidad personal. Basta ya de sentirnos víctimas cuando podemos ser actores de cambio pero no lo olvides: “comienza por ti”.

Acerquémonos a Jesús para que le podamos conocer.
Conozcamos a Jesús porque solo así podremos amarle.
Amemos a Jesús porque solo el que ama es capaz de hacer lo que sea por su amado.

Sigamos a Jesús y vivamos las bienaventuranzas porque solo así podremos ser dichosos y felices



No hay comentarios:

Publicar un comentario