En el momento de la
consagración en la Eucaristía volví a caer en la cuenta de la entrega
desinteresada de Jesús… por amor a mí… y sin esperar algo de mí… se da
INCONDICIONALMENTE, con todo lo que esa palabra implica
Hoy y cada día sigue
dándose, sigue entregándose, sigue ofreciéndonos su AMOR INCONDICIONAL… sin
esperar que le agrademos, que se lo regresemos… quiere lo mejor para nosotros y
sabe que sanaremos nuestra alma, cuerpo y mente: si nos abrimos a ese amor.
¿A qué esperas?
¿Cuáles son tus miedos? ¿Cuáles tus resistencias? Ábrete al AMOR que se te
regala y todo cambiará… todas tus preocupaciones, problemas, angustias e
inquietudes pasarán a otro plano
Dice una frase de
San Agustín: “Cuando Jesús es primero, todo lo demás está en su lugar”. Bueno…
pues traducido para los creyentes y no creyentes, de manera que todos podamos
ser fieles a este principio, no es otra cosa que: “Cuando el Amor es primero,
todo lo demás está en su lugar”. El amor incondicional hacia mí y hacia los
demás, teniendo en cuenta que solo podré amar incondicionalmente a los demás si
me amo incondicionalmente y para ello es necesario que me abra al amor
incondicional de Dios. Parece un trabalenguas. Es más fácil vivirlo que
explicarlo con palabras.
Solo un añadido:
para recibir o abrirme a ese amor incondicional tengo que acallar muchos
ruidos, los de mi mente y los de afuera. Las palabras, tanto las de los otros
como las mías, se convierten en un obstáculo para sentir y experimentar ese
amor. ¡Qué pocas veces en Eucaristías, celebraciones y Horas Santas se nos da
la oportunidad de tener esa experiencia! Y es que llenamos la vida de palabras
y palabras y palabras…. Y parece que cuanto más hablamos más va a respondernos
Dios cuando se trata de todo lo contrario… de hacer silencio, de vaciarnos…
para que Él pueda llenarnos, para que Él se nos siga dando… porque eso es lo
que quiere… DARSE… pero recuerda: SE DA INCONDICIONALMENTE
Palabra clave abrirse al Amor, eso es Jesús, Amen
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