viernes, 11 de octubre de 2019

"SE DIO SIN ESPERAR"


En el momento de la consagración en la Eucaristía volví a caer en la cuenta de la entrega desinteresada de Jesús… por amor a mí… y sin esperar algo de mí… se da INCONDICIONALMENTE, con todo lo que esa palabra implica

Hoy y cada día sigue dándose, sigue entregándose, sigue ofreciéndonos su AMOR INCONDICIONAL… sin esperar que le agrademos, que se lo regresemos… quiere lo mejor para nosotros y sabe que sanaremos nuestra alma, cuerpo y mente: si nos abrimos a ese amor.
¿A qué esperas? ¿Cuáles son tus miedos? ¿Cuáles tus resistencias? Ábrete al AMOR que se te regala y todo cambiará… todas tus preocupaciones, problemas, angustias e inquietudes pasarán a otro plano


Dice una frase de San Agustín: “Cuando Jesús es primero, todo lo demás está en su lugar”. Bueno… pues traducido para los creyentes y no creyentes, de manera que todos podamos ser fieles a este principio, no es otra cosa que: “Cuando el Amor es primero, todo lo demás está en su lugar”. El amor incondicional hacia mí y hacia los demás, teniendo en cuenta que solo podré amar incondicionalmente a los demás si me amo incondicionalmente y para ello es necesario que me abra al amor incondicional de Dios. Parece un trabalenguas. Es más fácil vivirlo que explicarlo con palabras.

Solo un añadido: para recibir o abrirme a ese amor incondicional tengo que acallar muchos ruidos, los de mi mente y los de afuera. Las palabras, tanto las de los otros como las mías, se convierten en un obstáculo para sentir y experimentar ese amor. ¡Qué pocas veces en Eucaristías, celebraciones y Horas Santas se nos da la oportunidad de tener esa experiencia! Y es que llenamos la vida de palabras y palabras y palabras…. Y parece que cuanto más hablamos más va a respondernos Dios cuando se trata de todo lo contrario… de hacer silencio, de vaciarnos… para que Él pueda llenarnos, para que Él se nos siga dando… porque eso es lo que quiere… DARSE… pero recuerda: SE DA INCONDICIONALMENTE


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