Llega el verano y con él las vacaciones, las fiestas en los pueblos, las comidas y meriendas en el campo… Cuando pase el verano volveremos a poner nuestra mirada en el siguiente año y así se nos va la vida, queriendo raptar momentos, ratitos de felicidad que terminan escapándose entre los dedos y nos dejan tan solo con recuerdos que a medida que pasa el tiempo se hacen más vagos y difusos.
Si
mi felicidad depende de lo que tengo (cosas, habilidades, personas, trabajo,
salud, casa, éxito, seguidores en las redes, cualidades…) ¿Soy consciente de
que mañana puedo no tenerlo? ¿Cómo me sentiré entonces?
Si
mi felicidad depende de lo que deseo ¿Cuánta energía necesito invertir para
conseguir “eso”? ¿Y si a pesar de todo el esfuerzo nunca lo logro?. Y si lo
llego a poseer ¿realmente seré feliz?
Despertemos
de este mal sueño en el que nuestra felicidad se apoya en lo terreno porque no
dejará de ser eso: “Tan solo un sueño pasajero que duró un instante comparado
con toda la eternidad”
Somos
humanos y nuestra visión muy cortita. Nos aferramos a todo lo que es tangible o
al menos posible y nos contentamos con esos pequeños caramelos cuando en
realidad somos invitados a disfrutar del gran banquete que da verdadera y auténtica
felicidad. Somos llamados a una mesa en la que cabemos todos, en la que nunca
falta la comida y el buen vino, en la que siempre hay motivo para celebrar y
alegrarse porque el anfitrión está presente. Necesitamos para esto: Extender la
mirada, ver más allá de lo que nuestros ojos físicos captan o de lo que nuestro
limitado cerebro es capaz de comprender
Podemos
sentir la exclusión, el rechazo, la indiferencia, el desprecio, la crítica, la
burla, la incomprensión… de otros, de la sociedad… pero hay un banquete en el
que siempre tendremos espacio si decidimos participar de él, en el que Alguien
nos espera deseando dárnoslo TODO. Podemos no tener “eso”, no lograr “aquello”…
tal vez no lo necesitamos, no nos conviene… porque se nos quiere dar algo mucho
mayor, más grande.
¿De
qué nos sirve tener todas las riquezas y bienes en este mundo si nos perdemos
la oportunidad de disfrutar de este banquete? Todas esas pequeñas cosas juntas
serían como un granito de arena en la inmensidad del desierto. ¿Por qué
pudiendo tenerlo TODO nos aferramos a ese poquito como si de ello dependiera
nuestra felicidad? ¿Y si hoy se nos pidiera la vida de qué serviría todo eso
que contamos en nuestro haber?
Muy grande Verdad y, no debe darse largas a decidirnos entregar nuestra vida al Señor, confiando en su infinito Amor y Misericordia. Nos consta que ÉL 💗 es, Nuestro Pastor y nada nos falta.
ResponderEliminarSe es feliz cuando aprendes amar igual como Dios te ama cuesta si pero se puede despojarse de lo que interumpe el darte al otro que cuesta si pero se puede. Thelma Vallecillo
ResponderEliminar