“UNA LLAMADA A DESPERTAR”
Ya hemos llegado a la Semana
Santa. Parece que necesitamos que la Iglesia nos presente tiempos fuertes de
encuentro con nuestro Padre Dios: adviento, cuaresma… En definitiva para
despertar del letargo en el que nos encontramos y al que contribuye nuestra
sociedad del bienestar.
Pero tenemos que tener en
cuenta algo y es que es: por y para
nuestro bien, por y para nuestra
felicidad y plenitud.
Escuchamos desde el miércoles
de ceniza que se nos habla de ayuno, de oración, de dar limosna… y puede que lo
sintamos como cargas pesadas sobre nuestras espaldas… ¡lo que nos faltaba!… La
conversión, la llamada a despertar a la que se
nos invita no es algo triste, ni tiene como objetivo fastidiarnos la
vida. No es dejar de vivir sino vivir sintiéndonos más vivos que nunca. Vivir
desde el amor que nos habita. Vivir con amor. Vivir amando. Comenzar a
despertar, abrir los ojos. No es tan complicado. No hay qué pensar el modo o la
manera, tampoco hay que esforzarse. Se trata simplemente de ser lo que ya
somos: AMOR.
Convertirse, despertar, es
limpiar nuestra mente, nuestro corazón, nuestros ojos… de egoísmos e intereses
personales… es liberar nuestro corazón de angustias y preocupaciones… es
liberarnos de todo aquello que no necesitamos para seguir caminando… es vivir dándonos,
sirviendo… es dar la oportunidad a nuestro corazón de amar y de expresarlo por
encima de las críticas, del qué dirán, o de sentirnos frágiles
1.- En esta cuaresma, como en
años anteriores, se nos ha invitado a SALIR
DE NUESTRO EGOCENTRISMO. Podemos hacer balance de cómo hemos vivido estos
días para evaluar qué tanto hemos dejado de girar en torno a nosotros mismos y
nuestras cosas para salir al encuentro con el otro y abrirnos al amor. El ayuno
del que se nos ha estado hablando no es otro que liberar a los oprimidos,
darnos a los demás, sanar las heridas, acompañar a los que están solos, visitar
a los enfermos, evitar todo aquello que nos daña o puede dañar a los
otros… ¿Podríamos poner ejemplos de
situaciones en las que hemos salido de nosotros para responder a las
necesidades del otro? ¿Podríamos poner rostro y nombre a esas personas a las
que les hemos regalado nuestro amor incondicionalmente?
Hace unos días leíamos en el
Evangelio de Juan: “Si el grano de trigo
no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El
que se ama a sí mismo se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo,
se guardará para la vida eterna”
“MORIR…
ROMPERME… QUEBRARME…”
Morir…
romperme… quebrarme…
Morir a mis deseos de
triunfo, de éxito, de aplausos…Morir a esperar resultados
Morir a la fama, al prestigio, a ser reconocida
Morir…
romperme… quebrarme…
Morir a mis propios deseosMorir a mis apetencias, a mis quereres
Morir…
romperme… quebrarme…
Morir para que mis deseos
más profundos dancen con los de DiosMorir a mi yo para dejarle ser a Él
Morir… romperme… quebrarme…
Morir para nacer, para crecer, para dar fruto
Morir aquí y ahora, en cada momento
Morir…
romperme… quebrarme…
Morir para echar raíces,
para desplegar alasMorir para que su obra se haga en mí
Morir… romperme… quebrarme…
Morir a querer controlarlo todo, a dirigir la barca
Morir a la desconfianza, al miedo, a la duda
Morir… romperme… quebrarme…
Morir a lo que el mundo me ofrece para encontrarle en todo y en todos,
para transparentar su amor
Morir…
romperme… quebrarme…
Morir hasta que duelaMorir hasta que sienta lo mismo que sintió Jesús
Morir aunque me cueste aceptarlo
Morir…
romperme… quebrarme…
Morir hasta verme frágil y
pequeñaMorir hasta descubrirme amada y sostenida por Él
Morir hasta reconocer que solo Él basta
Morir…
romperme… quebrarme…
Morir hasta desear
refugiarme en sus brazosMorir hasta descubrir que sin Él nada soy
Morir hasta abandonarme a su voluntad sea cual sea
Morir…
romperme… quebrarme… Que así sea en todos y cada uno de los que estamos aquí
reunidos porque solo muriendo a nuestro “yo”… y solo rompiéndonos y
quebrándonos en beneficio de los otros… podremos comenzar a vivir y seremos
generadores de vida allá donde nos encontremos.
2.- En esta cuaresma se nos ha
vuelto a recordar la importancia de PONER
LA CONFIANZA EN EL DIOS DE JESÚS Y NUESTRA VIDA EN SUS MANOS Y NO EN NUESTRAS
SEGURIDADES O EN LO QUE TENEMOS.
Recordemos a Jesús dormido en
la barca mientras se desarrolla una gran tempestad. Los discípulos se asustan y
ante el miedo no dudan en despertar a Jesús. “Maestro, maestro, estamos
perdidos”
¿Cuántas veces nos creemos que
todo lo podemos? ¿qué no necesitamos de los otros? ¿qué no necesitamos de Dios?
No podemos caer en mayor error que creernos que de nosotros depende todo,
creernos que todo lo podemos controlar. ¡Somos tan frágiles y tan vulnerables!
Con nuestras propias fuerzas poco o muy poco podemos hacer.- Despertemos a nuestra realidad frágil, vulnerable y limitada
- Seamos conscientes de que por nosotros mismos poco podemos
- Descubramos que nosotros podemos poner todos los medios a nuestro alcance pero en definitiva depende todo de Dios
- No nos desanimemos. El desánimo es lo contrario a la fe… Perseveremos
Sí…
frágiles, vulnerables y limitados… pero a la vez fuertes… una fortaleza que
proviene de la fe en el Dios de Jesús ¿Nos lo creemos? Jesús ve a los
discípulos asustados y les pregunta: “¿Dónde está vuestra fe?”
·
No terminamos de creernos que él va en nuestra
barca y eso hace que muchas veces no demos pasos, no avancemos· El mensaje de Jesús es que debemos confiar siempre, aunque nos parezca que Dios se ha ausentado y no se preocupa de nosotros.
· El Dios en quien Jesús confió, no fue el que se manifiesta en acciones espectaculares o a favor de los buenos, sino el Dios escondido en quien hay que confiar aunque esté ausente.
CONFÍA,
CONFÍA, CONFÍA… Jesús te invita y me invita a poner nuestra confianza en Dios.
Jesús confió hasta el final, lo demostró hasta el final… eso nos tiene que
estimular y animar a seguir adelante a pesar de las dificultades, de los
contratiempos, de los días grises…
Hay en la Biblia numerosos
ejemplos en los que se nos invita a depositar toda nuestra confianza en Dios:
·
“El Señor es mi luz y mi salvación ¿a
quién puedo temer?”. Salmo 27,1
·
“No temas pequeño rebaño, ¡pues
vuestro Padre ha querido daros el Reino”.
·
“No temáis… ¿no se venden cinco
pajarillos por dos blancas? ¡Pues ni uno de ellos está olvidado delante de
Dios! Y además, los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis;
¡pues sois de más estima que muchos pajarillos!”
·
“Os aseguro que estaré siempre con vosotros,
hasta el fin del mundo” Mateo 28, 20
·
“El Señor es mi roca, mi defensa, mi
refugio, mi fortaleza… “
·
“Aunque se aparten las montañas y las
colinas vacilen, mi amor no se apartará de ti”
·
“Pero ¿puede una madre olvidarse de
su criatura, o dejar de querer al hijo de sus entrañas? Pues aunque ella se
olvide, yo no te olvidaré”
Jesús se embarcó en un proyecto
de amor y para ello puso su confianza única y exclusivamente en su Padre Dios:
-
su confianza no se sustentaba en las cosas. Para
Él las cosas eran solo medios y necesarias en la medida que le servían para
alcanzar el fin que como San Ignacio decía era “en todo amar y servir”- no depositó su confianza en los talentos y dones recibidos sino que los ofreció al servicio de los demás
- no puso su confianza en los cargos… “el que quiera ser más grande que sea servidor de los demás”
- no depositó su confianza en los resultados de su trabajo porque era consciente de que la obra no era suya
- no puso su confianza en la imagen porque no tenía que demostrar su valor a los demás, Él sabía quién era y por eso era libre frente a las críticas y a las alabanzas
- no depositó su confianza en las personas, afortunadamente, porque de haber sido así ¿qué hubiese pasado en Getsemaní cuando los discípulos se durmieron y se sintió tan solo? ¿qué decisión hubiese tomado tras las tres negaciones seguidas de su mejor amigo en aquellos duros momentos? ¿cuál hubiera sido su reacción?
- fue libre respecto incluso de su propia vida entregándola hasta el final
Hoy
como a María se nos dice a cada uno de nosotros: “Alégrate, llen@ de gracia, el
Señor está contigo… No temas”. Ojalá seamos capaces de responder con humildad y
sencillez: “Aquí estoy Señor para hacer tu voluntad”
Pero tengamos cuidado. No
se nos invita a una confianza infantil en la que quedarnos de brazos cruzados
esperando que alguien o algo a quien o al que llamamos Dios nos resuelva la
vida. Ese no es el Dios de Jesús.
CUENTO: “A Dios rogando y con el mazo dando”
Un discípulo fue a visitar al maestro y le dijo:
- “Tengo tanta confianza en Dios que he dejado suelto mi caballo ahí fuera porque estoy seguro de que Dios protege los intereses de los que le aman”
El maestro le respondió:
- “Sal fuera y ata tu caballo. Dios no puede ocuparse de hacer por ti lo que eres capaz de hacer tú y debes hacer con sentido común”.
Ahora
que la Pascua se acerca, fijémonos en Jesús para aprender a ponernos en las
manos del Padre, para aprender a confiar.
Muchos
otros antes que nosotros entendieron y vivieron su abandono y confianza en
Dios:
·
San
Ignacio de Loyola: “Tomad Señor y recibid toda mi libertad, mi
memoria,…”· Carlos de Foucauld:
“Padre me pongo en tus manos, haz de mi lo que quieras, sea lo que sea te doy las gracias, estoy dispuesto a todo, lo acepto todo, con tal de que tu voluntad se cumpla en mi y en todas tus criaturas…
· Santa Teresa de Jesús: “Quien a Dios tiene nada le falta”
Podemos
volver a preguntarnos: ¿En quién ponemos nuestra confianza?
CANCIÓN:
“NADA TE TURBE”Nada te turbe, nada te espante,
todo se pasa, Dios no se muda
Y la paciencia todo lo alcanza,
quien a Dios tiene nada le falta
Solo Dios, solo Dios basta (4)
3.- En esta Cuaresma también se
nos ha invitado a ENCONTRARNOS CON DIOS,
CON JESÚS: en el silencio, en la oración, en la lectura meditada del
evangelio
“DESCANSA
EN CADA PASO”
Así es en danza libre… poner
todo el peso sobre un lado del cuerpo para que descanse el otro y viceversa…
reposar, descansar… para acumular y salir hacia... Así es en la vida… Así es en
nuestra fe…
“Descansa en cada paso”,
“descansa en cada paso”… a mí me sonó a: “Siempre y en todo momento, en cada
paso, descansa en Aquel que te creó, que te sostiene, que te da la vida… que te
ama y te lo recuerda cuando acallas tanto ruido externo e interno”. Descansa en
el Silencio, descansa en el Amor… descansa en Dios…
Y descansar no es otra cosa que
descansar: no hacer, no controlar, no manipular, aflojar, abandonarse, confiar…
Descansar es ser menos yo para dejarle ser a Él, parar, dejarse sentir, tomar
conciencia y experimentar el Amor que me habita y envuelve todo lo que me rodea
Descansar en cada paso para
seguir en movimiento, para salir… Nuestro hacer, nuestro salir hacia el otro
tiene que estar enraizado y sustentado en el descanso en Aquel que nos ama. De
no ser así, nuestro hacer se convierte en pura actividad movida por nuestro ego
insatisfecho y podemos incluso caer en la tentación de sentirnos jueces de
aquellos que no obran según nuestros criterios. Nuestro salir hacia el otro
tiene que ser fruto de nuestros deseos más profundos que en definitiva son los
deseos de Dios y que no son otros que, como decía San Ignacio de Loyola, “en
todo amar y servir”. Y no se trata de hacer grandes cosas. Se trata de ser y
transmitir ese amor que somos y que se nos regala de manera gratuita en toda
circunstancia.
Si se nos recuerda que nos
conviene “descansar en cada paso” es porque solos y por nuestras propias
fuerzas no podemos hacer mucho. Necesitamos el descanso, necesitamos
alimentarnos, necesitamos volver a la Fuente para saciar nuestra sed… y seguir
en movimiento
Descansa en cada paso, descansa
en el Silencio, descansa en el Amor, descansa en Dios… Siempre y en todo
momento, en los días de sol y en los de oscuridad… Siempre y en todo momento
descansa en Él.
¿Cómo levantarnos cuando hemos
caído, cómo continuar nuestra marcha, cómo hacer frente a las dificultades de
cada día si no paramos, si no descansamos, si no nos regalamos esos tiempos con
Dios para sustentar nuestra vida?
¿Hemos cuidado en esta Cuaresma
nuestros ratos de encuentro con el Dios de Jesús a través de la oración, de la
celebración de la eucaristía, de la lectura y meditación del Evangelio?
¿Cómo está “mi casa”? ¿Hay espacio
para Él? ¿Qué ocupa mi corazón?
¿Cómo voy a escucharle si no
bajo el volumen de lo que me preocupa o me inquieta, de lo que me interesa, de
“mis cosas”?
¿Cómo puedo dejarle espacio si
“lo otro” lo ocupa todo?
¿Realmente quiero que viva en
mí, deseo que llene mi corazón y sea el motor
y el centro de mi vida? ¿o prefiero seguir como estoy por comodidad, por
seguridad, por miedo, porque creo que todo lo puedo, porque no le necesito…?
ENCONTRARNOS
CON EL DIOS DE JESÚS también…
- en todos aquell@s que se cruzan en nuestro camino- en todo lo creado
¿Hemos tenido experiencia de
encuentro con el Dios de Jesús en estas semanas? Tal vez en una mirada, en un
saludo, en un regalo, en unas flores, en un amanecer, en una oración, en una
canción, en un acontecimiento, en una eucaristía, en el sacramento de la
reconciliación, en una charla, en el encuentro con alguien que estaba sufriendo,
en una palabra, en un te quiero, en una sonrisa o quizás en unas lágrimas…
“Dios está en todo y en tod@s”
como nos han dicho tantos santos entre ellos San Ignacio… pero una cosa es que
lo sepamos y otra cosa es que lo vivamos, lo sintamos y lo experimentemos. Y
para ello además de la gracia necesitamos poner de nuestra parte estando
plenamente conscientes de lo que hacemos y de donde estamos en cada momento.
Dios solo se hace presente en nuestro presente, aquí y ahora.
CUENTO: “El niño que quería conocer a Dios”
Había una vez un pequeño
niño que quería conocer a Dios. El sabía que había que hacer un largo viaje
hacia donde vivía Dios, entonces empaquetó una maleta con panecillos y un
six-pack de jugos y emprendió su partida.
Cuando había recorrido
cerca de 3 cuadras, se encontró con una viejecita. Ella estaba sentada en el
parque, observando algunas palomas. El niño se sentó junto a ella y abrió su
maleta. El estaba a punto de tomar su jugo cuando notó que la viejecita se veía
con hambre, entonces él le ofreció un panecillo. Ella lo aceptó muy agradecida.
Su sonrisa era tan bella que el niñito quería ver esa sonrisa nuevamente,
entonces le ofreció a ella un jugo. Nuevamente ella volvió a esbozar su hermosa
sonrisa. El niño estaba encantado.
Ellos se quedaron allí toda
la tarde comiendo y sonriendo, pero ninguno de ellos decía palabra alguna.
Cuando empezó a oscurecer,
el niño estaba cansado y se levantó para irse. Antes de haber dado unos pasos
más, el se dió la vuelta y corrió hacia la viejecita y le dio un abrazo. Ella
le dio la más grande y hermosa sonrisa.
Cuando el niño abrió la
puerta de su casa, su madre estaba sorprendida por la felicidad que el niño
demostraba. Ella le preguntó cual era la causa. El le contestó:
- He comido con Dios. ¿Y sabes qué? ¡Ella tiene la sonrisa más bella que he visto!.
Mientras tanto la viejecita, también con mucha felicidad, regresó a su casa. Su hijo estaba anonadado por la paz que mostraba en su cara y preguntó:
- Madre, ¿qué hiciste el día de hoy que te ha hecho tan feliz?.
Ella contestó:- He comido con Dios. ¿Y sabes qué? ¡Ella tiene la sonrisa más bella que he visto!.
Mientras tanto la viejecita, también con mucha felicidad, regresó a su casa. Su hijo estaba anonadado por la paz que mostraba en su cara y preguntó:
- Madre, ¿qué hiciste el día de hoy que te ha hecho tan feliz?.
- Yo comí panecillos en el parque con Dios. ¿Y sabes qué?, Él es más joven de lo que esperaba.
-
Despierta
tus sentidos y abre tu corazón. Continuamente se cruza con nosotros, se hace el
encontradizo… pero muchas veces andamos distraídos con “nuestras cosas”
-
Habla,
escucha, gusta, toca, siente, contempla, ama… de forma consciente, plenamente
atent@ a lo que vives, a lo que haces
-
Vive
cada momento como si fuese eterno.
-
Y
llénate de la paz que te proporciona el estar completamente presente en lo que
haces
4.- En esta cuaresma se nos ha invitado
a CAER EN LA CUENTA Y EXPERIMENTAR QUE
DIOS VIVE EN TI Y EN MI, QUE DIOS QUE ES AMOR TE AMA A TI Y A MI, QUE DIOS QUE
ES DON SE TE REGALA A TI Y A MI A TRAVÉS DE MIL Y UNA FORMAS Y GESTOS A LO
LARGO DEL DÍA. El problema es que no somos conscientes de esta realidad
porque nuestros ojos están ciegos a su paso, nuestros oídos sordos a su voz y
nuestro corazón cerrado a su presencia.
Se nos invita a descubrir el tesoro que tenemos en nuestro interior,
un tesoro que nada ni nadie nos lo puede quitar.
Nuestra mayor riqueza, tu mayor
riqueza no es lo que haces, lo que dices, lo que tienes, lo que consigues… tu
mayor riqueza se encuentra en tu interior… tu mayor riqueza es lo que eres… y
eso que eres es: AMOR
Siéntete feliz si amas, si te
das sin esperar las consecuencias…Siéntete feliz si has amado, aunque aquellas personas se hayan apartado ya de tu lado
Nuestra razón de ser y de
existir… el sentido de nuestra vida es amar. Amar como nos ama Dios: que se da
generosamente y nos lo demuestra cada día, que no espera de nosotros, que nos
da libertad…
Y puedes
pensar ahora que ya estás mayor o que tu vida no sirve para nada o que no haces
mucho o que ya es muy tarde o que otros tienen más talentos que tú o incluso
que ya has dado mucho y que ahora les toca a otros… Nos justificamos también
diciendo: “Yo soy así, ya no voy a cambiar”. A lo mejor poco a poco te
has hecho así, pero antes no eras así; en todo caso, puedes ser de otra manera
si tú lo deseas.
Nosotros somos instrumentos en
sus manos… más o menos agrietados, más o menos abollados, más o menos
coloridos, más o menos grandes… pero en definitiva: instrumentos… y a sus ojos
y a su amor: todos igualmente queridos… a ti te quiere tanto como a mí
Y ahora es cuando revisas tu
pasado, tu historia… y empiezas a darte cuenta de tus caídas, de tus fallos, de
aquellas decisiones erradas que te desviaron del camino y de las que te
lamentas, de aquellos errores que cometiste y quisieras borrar… Así, con lo que
eres, con tu historia de éxitos y derrotas te quiere y me quiere.
Hemos llegado a la Semana Santa
y nos recordarán que dos personas cercanas y queridas de Jesús le traicionaron:
Judas y Pedro. Sin embargo la reacción de cada uno ante su fallo fue totalmente
distinta: Judas se quita la vida mientras Pedro se arrepiente de su error y
sigue caminando.
Las escenas de la pasión pueden
despertar en nosotros sentimientos de culpabilidad. Está bien que revisemos
nuestra vida, nuestras caídas… tener experiencia del dolor que nos produce el
haber fallado pero no caigamos en la tentación de tener la actitud de Judas.
¿Te martirizas por cosas que ya pasaron y que incluso has confesado, te
continúas culpabilizándote de errores cometidos?. Esto no es sano. Lo sano es
revisar nuestros fallos, sentir el dolor que nos produce el recordarlos y
experimentar la mirada amorosa y misericordiosa de Jesús a la vez que nos
recuerda: “Anda, levántate, y en adelante no vuelvas a repetirlo si quieres
vivir de forma dichosa”. Esta sería la actitud de Pedro: consciente del error,
me pongo en pie y sigo caminando con el deseo de seguirle.
Un año más una llamada a
despertar… a que te encuentres con el Dios de Jesús en tu interior, con el
amor…
Una
llamada a:· Amar como amaba Jesús. A tener los mismos sentimientos de Jesús ante las personas y las cosas
· Mirar como miraba Jesús… con amor, sin rencores, con misericordia, sin juzgar, con compasión, sin miedo…
· Escuchar como escuchaba Jesús con atención, sin prisas, sin invadir, con respeto…
· Gustar de lo que hacemos y vivimos como gustaba Jesús… estando presentes en lo que en cada momento acontece.
CANCIÓN:
“Jesús estoy aquí”
Jesús estoy aquí, Jesús que esperas
de mí, mis manos están vacías, qué puedo ofrecerte
Solo sé que quiero ser diferente
Jesús estoy aquí, Jesús qué esperas de mí,
mis ojos temen al mirarte quisiera poder enfrentarte
Amar como Tú amas,
sentir como Tú sientes,
mirar a través de tus ojos, Jesús
Contigo mi camino es difícil,
me exiges abrir un nuevo horizonte,
en la soledad de mi noche. Jesús
No, no puedo abandonarte,
Jesús en mi penetraste, me habitaste, triunfaste, y hoy vives en mí
-------------------
Ya hemos llegado a la Semana
Santa… quizás dispongamos estos días de más tiempo libre… estamos a tiempo de
programar nuestra agenda y optar por acercarnos a aquel que nos está esperando…
aquel que por fidelidad al amor confió y continuó hasta el final… Jesús no
obliga, no impone… los ciegos, los paralíticos y otros se acercaban a él o eran
otros los que les llevaban hasta él… Jesús no fuerza… Jesús nos invita a
encontrarnos con él… Deséalo, organiza tu tiempo, resérvale un espacio cada
día, escucha… Él te está esperando… te invita porque desea lo mejor para ti…
desea que descubras que está contigo, que vive en ti, que te ama… abandónate…
confía…
Cuando experimentemos esta
realidad de ser amor y de sentirnos amados por aquel que nos da la vida cada
día: lo demás se dará por añadidura… El compromiso, el salir hacia el otro, el
ayunar de nuestras cosas o de lo que nos apetece… ya no nos supondrá ningún
esfuerzo porque al verdadero amor nada le cuesta, nada le supone una carga… se
da sin esperar algo a cambio, se da sin límites, se da incondicionalmente.
Y algo muy importante y que no
debemos olvidar es el agradecer tanto amor que nos ofrece de mil y una formas.
Parece que tenemos tendencia a quejarnos y lamentarnos por lo que nos falta,
por lo que no tenemos, por lo que desearíamos… y sin embargo ¡es tanto lo que tenemos que agradecer! Os invito a
escribir en vuestra casa todos aquellos motivos por los que dar gracias. Solo
con todo lo que se nos ha regalado y hemos recibido hoy, podríamos escribir una
gran lista
Vivamos esta Semana Santa con
todo nuestro corazón para poder terminar de liberarnos de todo aquello que nos
ata y nos impide vivir en plenitud.
Y abramos los ojos,
despertemos. Despierta, despierta, despierta… Tú eres valios@ a los ojos de
Dios, te ama, por eso fue fiel hasta el final… por amor a ti y a mí… Tu vida
tiene sentido, tu vida merece la pena, tu vida es valiosa… eres únic@, eres
irrepetible… Te ama no por tus méritos, ni por tus obras, ni por tu asistencia
a los actos que se organizan en la Iglesia, ni por tus compromisos… te ama
porque sí… porque Dios es amor y solo entiende de amar…
Abre tus ojos, tus oídos y tu
corazón en tu vida pero especialmente en esta Semana Santa para descubrirle y
responder con generosidad a tanto amor recibido y que nada ni nadie te separe
nunca de Él.
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