El
otro día una amiga me contó que había presentado un escrito a un concurso
contando una experiencia vivida hace tan solo unos años. Lo tituló “Lotería de
vida”. Lotería que no compró. Lotería que te toca con independencia de la edad,
del estatus social, de dónde hayas nacido, de a qué te dediques… La lotería de
un diagnóstico médico que te descoloca en un principio pero que te da una
lección de vida de la que tienes la opción de salir distinto para mejor.
Fue
a finales del 2015, ya para comenzar el 2016. El frío diciembre, los días
cortos y grises, acentuaban más el miedo, la tristeza, la angustia, la duda.
Consulta
en el hospital para unos resultados ginecológicos. La doctora con su bata
blanca como la nieve, haciendo honor al clima de ese momento, pronunció su
contundente y demoledor diagnóstico: “Carcinoma
ductual infiltrante”. Con incredulidad preguntó: “¿Tengo cáncer?”. Yo también estaba ahí… No daba crédito… Fui
simplemente a acompañarla y para nada pensábamos en algo así. Y la dejé… La
dejé porque mi avión salía dos o tres días después. Comenzó así para ella la
negación de lo evidente y certero. Sin familia, lejos de casa y sin muchas
personas en las que apoyarse. Lo que siguió fue el proceder, sin perder tiempo,
a extirpar el tumor de la mama derecha. Así expresa ella cómo lo vivió: “Sentía que moría mi alma. El tratamiento
así me dejó, sin vida interior y visiblemente afectada. Y mi profesión, que
tanto amaba y que tantas satisfacciones me había dado, se detuvo por mucho más
tiempo del que hubiese deseado”.
“Esta lotería me dejó ganancias, como no
puede ser de otra manera: Autogestión de la enfermedad y reafirmación de mi
personalidad, una mujer más humana sin temor ante la situación adversa. Un
valioso puñado de alumnas y amigas en solidaridad y acompañamiento hasta el día
de hoy. La Asociación Española contra el Cáncer con sus medios a mi
disposición. Un país con una gestión sanitaria eficaz y rápida en atención a la
Vida”.
Es
una gracia poder ver en la adversidad las oportunidades, descubrir los
beneficios, tener una actitud positiva. Y poder salir de las pruebas
fortalecidos, más humanos, mejores personas… Y ser testimonio, apoyo, consuelo
y sobre todo esperanza para otros que pasan por situaciones similares.
Gracias
por tu ejemplo de superación, por tu alegría, por compartir tu historia y
permitirme publicarla en el blog. Gracias por seguir estando ahí.
Sin duda que el dolor forja espíritus fuertes si lo asumimos y confiamos en que para el Señor no hay nada imposible . Felicitaciones a tu amiga por saber compartirlo.
ResponderEliminarEn verdad que es una GRACIA ver las ganancias en la lotería de vida. Gracias Gloria por compartir este ejemplo de vida.
ResponderEliminarAmén
ResponderEliminarLas situaciones en las que la vida te da lecciones de fuerza ante lo que no podemos cambiar, afrontarlo con el apoyo y acompañamiento de valiosas personas , ponen de manifiesto que Dios tiene Ángeles en la tierra.
ResponderEliminarGracias Gloria por ser uno de ellos.