Tenemos
un Dios que habla pero que también guarda silencio. Un Dios que es la Luz pero
que permite que experimentemos la oscuridad.
A
veces ese silencio o esa noche se hacen ¡tan largos…!. Es entonces cuando es
preciso perseverar y mantenerse fiel. Aunque no se escuche, aunque no se vea,
aunque no se sienta… permanecer.
Hay
tiempo de Palabra y tiempo de silencio como hay tiempo de Luz y tiempo de
oscuridad.
Y
todo es importante porque…
- El silencio prepara el camino a la Palabra.
- La oscuridad purifica la fe y la imagen que podemos tener de Dios siendo la antesala de la Luz.
Cuando
no escuchemos y la noche esté avanzada… GRACIAS.
Cuando
la Palabra toque nuestro corazón y la Luz ilumine nuestro camino y nuestra vida…
GRACIAS.
Porque
lo importante no es si hay Palabra o silencio, si hay Luz u oscuridad, sino que
en todo Él está y yo también estoy.
todo en TODO.
ResponderEliminarGracias Gloria, hermosa reflexión.