La mayoría de las veces nos
valoramos y valoramos a los demás en función de lo que hacen. Si es así como
funcionamos en la vida es que todavía no nos hemos enterado de nada.
Así les pasaba a los discípulos,
caminaban con Jesús compartiendo con Él alegrías y tristezas, y no entendían
realmente lo que Él quería transmitirles y comunicarles
¿Qué es lo realmente importante?
Nos preocupamos y angustiamos por las cosas materiales, por cómo haremos frente
a los problemas y dificultades que se presentan… y nos perdemos lo esencial
Nos inquietamos también otras
veces de cómo dar mejor testimonio de Jesús… y nos desesperamos al no cumplir
nuestras expectativas o al no obtener los resultados esperados
Lo realmente importante no es
tanto lo que hacemos por los otros o por nosotros, el dónde, el con quién, el
cómo, si resulta o no aquello que hemos emprendido, si tendremos éxito o
fracasaremos, si seremos aplaudidos o criticados… lo verdaderamente fundamental
y valioso es lo que Dios hace con nosotros y a través nuestro. De esto no
siempre somos conscientes porque andamos girando en torno a nuestro dolor,
inquietud, ansiedad… cosas, ideas, planes, sueños…
Los demás ven en nosotros la obra
de Dios en nuestras vidas y nosotros ni nos percatamos afanados en los
múltiples quehaceres y afanes de cada día
No andemos corriendo, con prisas…
no andemos ansiosos de hacer… no andemos preocupados o angustiados por cosas de
este mundo… porque todo esto es secundario. Dios sigue haciendo su obra en
nosotros en todo momento. Dispongamos nuestras vidas, hagamos un alto en el
camino y silencio, y percatémonos de la obra de amor y de misericordia de Dios
en nuestras vidas… cómo está presente… cómo nos sostiene… cómo va poniendo los
medios para hacer realidad su sueño… cómo nos muestra su amor a través de todo
y de todos
¿Por qué destacan los santos: por
lo que hicieron o por la obra de Dios en sus vidas? Sin el don de la fe y otros
dones no hubieran podido dar ese testimonio.
Todo lo podemos si nos dejamos
hacer y modelar y guiar por Él. Abandonémonos y confiemos.
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