Solo una cosa es
necesaria… y María escogió la mejor parte. Marta, afanada en sus quehaceres,
tiene el corazón dividido. Marta no tiene unidad en su interior, ha perdido la
paz, ha dejado de tener a Jesús en el centro de su corazón y ha hecho de su
trabajo y sus quehaceres su “dios”.
Solo una cosa es
necesaria… y María escogió la mejor parte. Marta, afanada en sus quehaceres,
tiene el corazón dividido. Marta no tiene unidad en su interior, ha perdido la
paz, ha dejado de tener a Jesús en el centro de su corazón y ha hecho de su
trabajo y sus quehaceres su “dios”.
Tal vez sea el
caso de muchos. Afanados en las actividades y trabajos de cada día, priorizamos
“el hacer” olvidando y descuidando nuestra vida interior. Lo peor es que muchas
veces “ese hacer” decimos que es por Dios cuando en realidad nuestro objetivo,
tal vez inconsciente, es buscarnos a nosotros mismos. Las tareas pasan a primer
plano y vamos descuidando nuestra vida espiritual. Consecuencia de todo esto:
la ansiedad, la angustia, la tristeza, el cansancio… y el profundo vacío
interior. Y entonces podemos preguntarnos: “¿Cómo puedo sentir todo esto si
trabajo para Cristo?.
No nos engañemos.
Un hacer que no está sustentado y alimentado por el encuentro con Cristo en la oración,
es tan solo un medio o una manera de satisfacer un ego que permanentemente está
inquieto porque nunca termina de saciarse.
Marta buscaba
quedar bien con Jesús, la comida tenía que resultar exquisita, deseaba triunfar
con aquel almuerzo… su quehacer no estaba sustentado por Cristo sino por una
necesidad de valoración, estima y afecto.
“Solo una cosa es
necesaria”… estar unificados por dentro, tener a Dios como el centro de todos
nuestros pensamientos, palabras, deseos y acciones… solo así podremos tener
paz… solo así podremos descubrir la voluntad de Dios sobre nosotros en cada
momento… y solo así podremos poner los medios para realizarla y ser felices
“El alma que anda
en amor, ni cansa ni se cansa” decía Santa Teresa de Jesús. Recuérdalo y
vívelo… “solo una cosa es necesaria”. Una vez más: “Tú decides”
Solo una cosa es
necesaria… y María escogió la mejor parte. Marta, afanada en sus quehaceres,
tiene el corazón dividido. Marta no tiene unidad en su interior, ha perdido la
paz, ha dejado de tener a Jesús en el centro de su corazón y ha hecho de su
trabajo y sus quehaceres su “dios”.
Tal vez sea el
caso de muchos. Afanados en las actividades y trabajos de cada día, priorizamos
“el hacer” olvidando y descuidando nuestra vida interior. Lo peor es que muchas
veces “ese hacer” decimos que es por Dios cuando en realidad nuestro objetivo,
tal vez inconsciente, es buscarnos a nosotros mismos. Las tareas pasan a primer
plano y vamos descuidando nuestra vida espiritual. Consecuencia de todo esto:
la ansiedad, la angustia, la tristeza, el cansancio… y el profundo vacío
interior. Y entonces podemos preguntarnos: “¿Cómo puedo sentir todo esto si
trabajo para Cristo?.
No nos engañemos.
Un hacer que no está sustentado y alimentado por el encuentro con Cristo en la oración,
es tan solo un medio o una manera de satisfacer un ego que permanentemente está
inquieto porque nunca termina de saciarse.
Marta buscaba
quedar bien con Jesús, la comida tenía que resultar exquisita, deseaba triunfar
con aquel almuerzo… su quehacer no estaba sustentado por Cristo sino por una
necesidad de valoración, estima y afecto.
“Solo una cosa es
necesaria”… estar unificados por dentro, tener a Dios como el centro de todos
nuestros pensamientos, palabras, deseos y acciones… solo así podremos tener
paz… solo así podremos descubrir la voluntad de Dios sobre nosotros en cada
momento… y solo así podremos poner los medios para realizarla y ser felices
“El alma que anda
en amor, ni cansa ni se cansa” decía Santa Teresa de Jesús. Recuérdalo y
vívelo… “solo una cosa es necesaria”. Una vez más: “Tú decides”
Tal vez sea el
caso de muchos. Afanados en las actividades y trabajos de cada día, priorizamos
“el hacer” olvidando y descuidando nuestra vida interior. Lo peor es que muchas
veces “ese hacer” decimos que es por Dios cuando en realidad nuestro objetivo,
tal vez inconsciente, es buscarnos a nosotros mismos. Las tareas pasan a primer
plano y vamos descuidando nuestra vida espiritual. Consecuencia de todo esto:
la ansiedad, la angustia, la tristeza, el cansancio… y el profundo vacío
interior. Y entonces podemos preguntarnos: “¿Cómo puedo sentir todo esto si
trabajo para Cristo?.
No nos engañemos.
Un hacer que no está sustentado y alimentado por el encuentro con Cristo en la oración,
es tan solo un medio o una manera de satisfacer un ego que permanentemente está
inquieto porque nunca termina de saciarse.
Marta buscaba
quedar bien con Jesús, la comida tenía que resultar exquisita, deseaba triunfar
con aquel almuerzo… su quehacer no estaba sustentado por Cristo sino por una
necesidad de valoración, estima y afecto.
“Solo una cosa es
necesaria”… estar unificados por dentro, tener a Dios como el centro de todos
nuestros pensamientos, palabras, deseos y acciones… solo así podremos tener
paz… solo así podremos descubrir la voluntad de Dios sobre nosotros en cada
momento… y solo así podremos poner los medios para realizarla y ser felices
“El alma que anda
en amor, ni cansa ni se cansa” decía Santa Teresa de Jesús. Recuérdalo y
vívelo… “solo una cosa es necesaria”. Una vez más: “Tú decides”