lunes, 12 de diciembre de 2016

"SI CONOCIERAS EL DON DE DIOS..."


Una canción de Sor Glenda comienza así: “Si conocieras el don de Dios, si conocieras lo que Él te quiere regalar…”

“!Qué lejos estamos muchos de conocerle!”. Porque si realmente le conociéramos nos daríamos al 100%, sin reservas… vaciaríamos nuestro corazón de apegos y dependencias para que Él lo llene (imagen, dinero, cosas materiales, poder, prestigio, culpas…)… dejaríamos de mendigar amor, aceptación, valoración de los otros… seríamos indiferentes (libres) respecto a todo lo creado y solo desearíamos y elegiríamos lo que más nos conduce al fin para el que fuimos creados.

En los últimos Ejercicios Espirituales escuché algo que resonó en mi interior. Si doy 20 me da 20. Él nos da en función de lo que damos. Compartí con mi acompañante que en mi caso las cuentas no salen porque yo doy bien poco en comparación con todo lo que Él me da. Y mi reflexión era la siguiente: “Si dando tan poco y siendo tan mediocre recibo tanto ¿cuánto más no obtendré si doy más? ¿Y qué es lo que me lo impide?”. Supongo que lo mismo que a todos: El miedo a soltar, a qué sucederá…

Jesús conoce nuestro corazón, nuestras ataduras, nuestros miedos. Es por esto que promete: “El que beba del agua que yo le daré nunca volverá a tener sed”
 

Dios nos pide nuestro corazón. Solo es de confiar. ¿Te imaginas la obra que puede hacer si se lo ofrecieras? Todos estamos hechos de la misma materia. Si otros han podido, nosotros también podemos. Donde hubo pecado sobreabundó la gracia. También de nosotros puede salir algo grande. Pero solo con nuestro esfuerzo poco vamos a conseguir. Necesitamos pedir en nuestra oración la gracia de conocer a Jesús internamente para más amarle y seguirle buscando en todo la voluntad del Padre. Tener los mismos sentimientos que Jesús para glorificarle con nuestras vidas.

Y ojalá en algún momento podamos definitivamente SOLTAR  y con coraje, como la samaritana, digamos: “Dame de esa agua, y así ya no sufriré más sed”. Hay un vacío en nuestro interior que inútilmente llenamos de cosas de este mundo. Solo Dios puede llenar ese vacío y habitarlo, Él es el único que puede calmar nuestra sed. Recuerda: “Si conocieras el don de Dios, si conocieras lo que Él te quiere regalar”. Ten fe y confía.


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