Tal vez pasamos la vida
queriendo encontrar a Dios y esperamos su llegada de manera espectacular. Jesús
nació en la suma pobreza, ni siquiera a su Madre le querían dar posada. Nació
pobre y solamente acompañado por sus padres. Y murió pobre, hasta las ropas le
quitaron… y abandonado por todos los que decían quererle… únicamente acompañado
por su Madre, el discípulo amado y algunas mujeres.
Queremos encontrar a Jesús y
no somos contemplativos para descubrirle, no tenemos abiertos los ojos del
corazón, deseamos ver pero ni lo pedimos… Buscad y encontraréis, claro que sí…
por ejemplo: buscadle entre lo despreciado, los marginados, los que no tienen
nombre, los que no valen o cuentan, los excluidos… La invitación del Papa
Francisco a salir a las periferias no es para arruinarnos la vida, no tiene
otro objetivo que nos encontremos con Él y que ese encuentro transforme nuestra
realidad y nuestra vida, porque cuando uno se encuentra con Cristo algo cambia
en su interior. Podemos, como el joven rico, bajar la cabeza y seguir igual
externamente, pero al menos interiormente algo se cuestiona en nuestras vidas.
Ya nos enseñó San Ignacio
que Dios está en todo y en todos. Pero hoy quiero señalar dos maneras de
encontrarse con Cristo. La primera es la que he descrito. La segunda es abajarse,
escoger siempre lo más sencillo, lo más humilde, lo que otros no quieren, lo
que para el mundo sería absurdo, escoger lo que los otros desprecian, lo que
más nos cuesta… No te entenderán, te criticarán, incluso puede que se rían de
ti… normal… el Reino que propone Jesús no tiene nada que ver con los valores
que propone nuestro mundo
·
Amar al mundo es buscar triunfar, tener éxito, tener poder,
escalar en puestos, tener la vida asegurada, disfrutar, pensar en uno mismo,
tener una buena reputación…
·
Amar a Cristo es escoger la
pobreza espiritual (vivir desapegado de todo/s), escoger la pobreza material,
desear ser menospreciado, injuriado… ¡hace falta estar un poco loco! Pero la
realidad es que este mundo necesita locos que hagan vivo el Evangelio con sus
vidas, que rompan moldes, que cuestionen con su forma de ser y hacer
La decisión es personal:
Amar al mundo o amar a Cristo. Ascender o abajarse. Vivir como si Dios no
existiera o hacer de Dios el centro de nuestra existencia. Buscarnos a nosotros
o buscarle a Él. Tú decides
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