Pero también hay una parte
de orgullo, soberbia, intolerancia, juicios, maldad, egoísmo, vanidad,
preocupaciones, confusión, dudas, tristeza, desconfianza, desesperanza…
Tú y yo somos todo
esto y más…
Y mientras no nos
acojamos y aceptemos con todo lo que somos…
no vamos a ser
felices
Hay una parte herida,
dolida, castigada, sufriente… que necesita ser abrazada y amada
Somos seres
imperfectos, inacabados…
Cuando más luchemos
contra lo negativo que hay en nosotros,
más real se volverá y
más esclavos seremos de “eso”
Somos parte divina y
parte humana
y ambas han de ser
acogidas y abrazadas porque forman una unidad
Cuando alabamos,
aplaudimos, valoramos o admiramos a los otros,
nos estamos fijando
en su parte de luz
Cuando criticamos,
juzgamos o señalamos a los otros,
es porque nos fijamos
en su parte de oscuridad
Todos, absolutamente
todos, tenemos parte divina y parte humana.
Esto nos hace
semejantes y no caben las comparaciones.
En cualquier caso, lo
importante es reconocer con humildad esta verdad,
aceptarla, abrazarla
y amarla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario