¡Qué
fácil decir que soy cristian@ pero qué difícil demostrarlo con el testimonio!
¡Qué
fácil decir que amo al Señor pero qué difícil hacer su voluntad!
El amor
a Dios y a los otros no puede ser solo afectivo sino que debe de ser también efectivo.
Nos quedamos cortos si nuestro amor se limita a palabras y no se traduce en
obras.
El
verdadero amor a Dios, el verdadero seguimiento a Jesús se expresa en el
“contigo y como Tú”… amor afectivo pero también efectivo.
El
“contigo” es lo sencillo porque no compromete la vida… el “como tú” da vértigo
porque supone salir del propio amor, querer e interés… supone elegir el camino
estrecho… supone admitir los sufrimientos e incluso la cruz que se puedan
derivar de ese “Sí”
A Pedro
le costó entenderlo. El “contigo” le resultaba fácil pero no midió las
consecuencias del “como Tú” hasta que negó a Jesús tres veces. Hasta ese
momento Pedro estaba seguro de que iría con Jesús hasta el final aunque eso
supusiera la muerte pero se confundió. Y es que cuando vienen las dificultades
y las pruebas nos puede pasar lo mismo que a Pedro: nos dormimos, nos asustamos,
negamos a Jesús e incluso huímos…
Ese
“como Tú” solo es posible con la gracia de Dios. En la debilidad nos hace
fuertes. Si confiamos en nuestras fuerzas sucumbiremos tarde o temprano. Nada
podemos sin Su gracia
“Contigo
y como tú”… pero danos tu amor y tu gracia porque humanamente es muy difícil
seguirte y serte fiel hasta el final.
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