martes, 11 de junio de 2019

"LOS MISIONEROS SON DE CARNE Y HUESO"


Todos los años y desde muy pequeña, en la escuela y en la parroquia, escuchaba hablar de los misioneros. Me parecían personajes de ficción, seres de otro planeta. Y si mal no recuerdo, conocí a la primera misionera cuando ya tenía 18 años. Era una hermana Blanca que llevaba la mitad de su vida en África. Ese día volví a casa como flotando.

Ahora conozco a los misioneros y a la misión más de cerca… y nada que ver con lo que podemos imaginar cuando no conocemos. Siempre hay un gran abismo entre la ficción y la realidad.


Oraba tempranito con el evangelio del día, hoy fiesta de San Bernabé patrón de La Rioja. Jesús envía a los Doce: “No lleven….”.

Hay quienes alaban y quienes critican a los misioneros pero lo verdaderamente cierto es que todos dejan algo de gran valor para amar y servir a otros a los que ni siquiera conocen. Resonó en mi corazón hace unos meses esta frase: “El verdadero discípulo no es aquel que hace sino aquel que deja”…
En ese “dejar” su país, el misionero sufre: incomodidades, humillaciones, en ocasiones hambre, enfermedades producidas por la alimentación, la climatología del lugar, la lejanía de sus familiares, la delincuencia y violencia, el desgastarse y no ver frutos, el peso de la rutina,… y en algunos casos la persecución hasta morir.

No dudo de que habrá quienes estén en países en los que resultará muy gratificante y satisfactoria la labor que realizan pero estoy convencida de que la mayoría enfrentan dificultades en su día a día que solo una gracia especial les hace permanecer y no tirar la toalla

Hoy elevo una plegaria al Señor:
  • por todos aquellos misioneros que dejaron sus familias, su trabajo, comodidades, un futuro prometedor, seguridades…
  • por quienes viven en países de riesgo por guerra, violencia y delincuencia…
  • por los que sufren las adversidades de decir “Sí” al Señor…

Dales Señor tu amor y tu gracia para que puedan seguir haciendo realidad Tu Sueño y permanezcan fieles a Ti hasta el final.


1 comentario:

  1. Señor jesucristo, nos da miedo gastar la vida, pero la vida Tu nos la has dado para gastarla; no se la puede economizar en estéril egoísmo.
    Gastar la vida es trabajar por los demás, aunque no paguen;hacer un favor al que no va a devolver;gastar la vida es lanzarse aún al fracaso, si hace falta, sin falsas prudencias; es quemar las naves en bien del prójimo.
    Somos antorchas que solo tenemos sentido cuando nos quemamos; solamente entonces seremos luz.
    Libranos de la prudencia cobarde, la que nos hace evitar el sacrificio, y buscar la seguridad...
    Entrenamos, Señor, a lanzarnos a lo imposible, porque detrás del imposible está tu gracia y tu presencia; no podemos caer en el vacío.
    (Luis Espinal, SJ)

    ResponderEliminar