El día en que en
nuestra oración solo digamos “dame lo que Tú quieras” habremos logrado la
verdadera libertad interior fruto del no esperar, del no desear, de no querer
más que lo que Él quiere. Abandonarse
plenamente a Aquel que sabe mejor que nosotros lo que necesitamos, lo que más
nos conviene
Revisemos nuestras
peticiones y reconoceremos nuestros apegos y cadenas
Decía un sacerdote:
“Te das cuenta de que creces en la vida espiritual cuando en tu oración cada
vez hay más espacio para la acción de gracias y menos para las peticiones” Y es
que ¿puede una madre dar una piedra a un hijo que le pide pan?. El Señor conoce
lo que más nos puede ayudar en nuestro desarrollo y crecimiento humano. ¿Cuál
es el miedo a confiar en Él?
Excelente reflexión.... A confiar más en El,que desea lo mejor para nosotros
ResponderEliminarGracias mi consejera Dios te bendiga. Tkm.
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