Jesús ya nos
dio el mismo espíritu que a Él le movió y nos prometió que haríamos cosas más
grandes. ¿Qué está bloqueando en nosotros la acción del Espíritu? Nuestra
Iglesia necesita personas que se dejen inspirar, guiar y llevar por Él
Impedimos ser
y hacer al Espíritu cuando…
- Nos encerramos en el pesimismo y la negatividad
- Adoptamos el rol de víctima esperando que los otros nos hagan o nos den todo
- Nos quejamos de lo que nos pasa, de lo que nos sucede, de lo que nos hacen, de lo que nos dicen, de cómo actúan los otros…
- Anteponemos nuestro querer e interés y desatendemos las necesidades de los otros
- Llenamos nuestra vida de actividades, compromisos, cosas, ruido…
- Actuamos en función de las expectativas de los demás
- Nos dejamos llevar por la pereza, la comodidad
- No reconocemos nuestros dones y no confiamos en nuestras posibilidades
- Nos sentimos más que los otros, cuando queremos imponer nuestras ideas, cuando nos creemos en posesión de la verdad, cuando pensamos que todo lo que hacemos es lo correcto y está bien
- Nos vemos inferiores a los demás y nos paralizamos
- Nos dejamos llevar por nuestros miedos
- ...
Dejemos
ser y hacer al Espíritu. Hagamos silencio en nuestro interior, aprendamos a escuchar, vayamos a su ritmo,
estemos disponibles y respondamos con generosidad a sus insinuaciones e
invitaciones.
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