Cuando mejor “parecía” que iba el mundo…
Cuando muchos países habían alcanzado un cierto nivel
de “bienestar”…
Cuando creíamos que el ser humano ya era capaz de
crear lo impensable y de controlar todo…
… aparece una pandemia que hace tambalear el planeta
entero.
A veces tiene que suceder algo, y vernos “sin nada”,
para ubicarnos. Esto que nos está pasando: ¿Es solo una pesadilla que queremos
olvidar cuanto antes o una invitación a volver a casa?
Un día un hijo mejor pidió la herencia a su padre y
se fue de casa. Así nos pasa en la vida. Creyéndonos autosuficientes, que todo
lo podemos, que no necesitamos del Padre… nos vamos alejando de la casa en la
que lo tenemos TODO. Y sin darnos cuenta estamos bien enredados en las
seducciones del mundo: tener, poder, éxito, fama, bienestar…
¿No has tocado muy de cerca tu propia fragilidad,
vulnerabilidad? ¿Cuáles son tus apoyos cuando no queda nada? ¿Cuál es el
sentido de tu vida? ¿Has logrado distinguir lo superfluo de lo realmente
necesario? ¿Qué es valioso en tu vida?
¿Has llegado a sentir que tocabas fondo? ¿Has
experimentado el tener “hambre”? ¿Has reconocido que lo que haces y vives no
tiene sentido y está hueco? ¿Te has encontrado sin una base sólida en la que
apoyarte o sin fuerzas?
¿Estás en casa o lejos de casa? Si ya estás lejos
porque consciente o inconscientemente te fuiste alejando, ¿a qué esperas?.
Regresa pronto. Recuerda que en casa lo tienes TODO
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