En
la Eucaristía decimos: “Señor, no soy dign@ de que entres en mi casa pero una
palabra tuya bastará para sanarme”
Creo
en el poder de su palabra pero también en el de su mirada para sanarme.
Creo
que su mirada tiene poder, el poder de…
- Amarme con todo lo que soy
- Perdonar todos mis errores, fallos, decisiones inadecuadas
- Mostrarme mi verdad
- Iluminar todas mis zonas oscuras
- Hacer posible que me mire como Él me mira
- Sanar todas mis heridas
- Cambiar mi corazón
- Transformar mi vida
¿Por
qué no me dejo alcanzar por Su Mirada? ¿Cuáles son mis miedos y resistencias?
¿Qué puedo perder?
Solo
el AMOR puede enderezar lo torcido, reconstruir lo que está roto, rescatar lo
perdido, curar lo herido, levantar lo caído.
Que nos dejemos alcanzar y transformar por el poder de Su mirada
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