Todos
necesitamos escuchar esta invitación pero ¿cómo fiarnos de Aquel a quien no
vemos cuando muchas veces no somos capaces de fiarnos ni de aquellos a quienes
conocemos?
“Fíate
de mí”. Rotundo, con autoridad, no necesita más palabras.
Una frase corta. Me recuerda al episodio de la tempestad cuando Jesús anima a
Pedro a caminar hacia Él sobre el agua. También cuando, estando los discípulos
encerrados en casa por miedo, Jesús aparece y les dice: “Paz a vosotros”. La anunciación y tantos otros momentos.
¿Qué
obstáculos me impiden confiar en el Señor, que sienta su paz y amor en mi
corazón? ¿Mis miedos, mis errores, mis defectos, mis miserias, mi fragilidad…?
¿Acaso hay
algo que pueda interponerse entre Él y yo? Ni tempestades, ni puertas cerradas,
ni traiciones, ni negaciones… NADA. Al contrario, hoy vuelve a decirme: “Fíate de mí”, “Estoy contigo”, “Todo lo puedo”, “No
te abandonaré”, “Te quiero de manera única, especial…”… Y me invita a
mirarle solo a Él para no hundirme, para sentir su paz y amor en mi corazón,
para poder salir y ser testigo de lo que hace en mí.
“Fíate
de mí”. Sé que no
bastan mis fuerzas, sé que no es suficiente el deseo… pero sí que su amor y su
gracia basta para que sea posible. “Haz
el milagro en mí”
Amén, amén y amén 🙏
ResponderEliminarNingún obstáculo impide confiar en Dios, puesto que el es el dueño de todo.
ResponderEliminarAmen me fio.en ti jesus debemos ser fieles nosotros con nuestros movimientos asi como fue maria y juan el discipulo amado.
ResponderEliminar