viernes, 26 de agosto de 2022

“LA PUERTA ESTRECHA”


Hace un par de semanas estuve en Ávila en el convento de la Encarnación. Por gracia de Dios nos tocó un guía espectacular, se llama Miguel. No puedo describir con palabras lo que para mí significó estar ahí y Miguel consiguió añadirle algo más. Es un hombre que transmite no solo datos sino vida. Nos contó un montón de anécdotas y también fuertes experiencias personales. Hubo muchas cosas que llamaron mi atención y me tocaron. Nos habló de Carlota, una muchachita del mismo Ávila que con quince años escuchó clara la voz del Señor diciéndole que la quería con Él en el convento de la Encarnación. Sus padres se acercaron un día con ella para conocer y la priora le dijo que esperara hasta que cumpliera los 18 para confirmar si ese llamado seguía resonando en su interior. “Para no hacer largo el cuento” Carlota entró el 15 de agosto de este año en el convento, exactamente el día en que cumplía su mayoría de edad. A su caso se le ha dado prioridad porque para sorpresa de todos nos dijo que estas religiosas tienen lista de espera.

Todo esto para contar otra de las cosas curiosas de ese día. Miguel, en su explicación, nos recordó el momento en el que Teresa regresa a “La Encarnación” y sus hermanas religiosas se amotinan porque no la quieren ahí. Teresa para evitar el linchamiento se cuela por “la puerta estrecha”. Y entonces Miguel nos la señaló. Realmente una puerta estrecha y bajita. Inmediatamente me conectó con aquella de la que habla Jesús en el Evangelio. Me hizo sonreír y me dio qué pensar

Esa puerta estrecha se ve o se siente muchas veces como una puerta fastidiosa pues implica renuncias, soltar, determinarse, abajarse… sin embargo a Teresa le salvó de quedar mal parada, y para nosotros también es un medio de liberación.

¿Qué tan grande es el deseo de pasar por esa puerta? ¿Qué se necesita para poder cruzarla? Me vienen tres respuestas seguramente muy influenciadas por Santa Teresita:

Ser pobre. Nada tengo, nada me pertenece, todo se me da no para apropiármelo sino para ponerlo a disposición de otros y siempre para mayor gloria de Dios

Saberme y sentirme pequeña. Abandono y confianza solo en Dios que me sostiene y me provee. Por una puerta pequeña por la que paso Teresa hay que hacerse pequeño para poder cruzarla

Reconocerme dependiente y necesitada. Nada puedo, tan solo soy un instrumento

Solo así, y casi sin darse uno cuenta, es como se deja atrás: la vanidad, la soberbia y el orgullo, la autosuficiencia, el egoísmo, la pereza, la comodidad, la vanagloria…

Enfocarse más en el ejercicio de las virtudes, como recomienda Santa Teresa, y no tanto en querer hacer frente a las debilidades y fragilidad humana porque acaba cansando, frustrando, desesperando… al convertirse en un ejercicio de puro ego y autosuficiencia donde no se le da participación al Señor

Poner de nuestra parte (tender la mano al necesitado, consolar al que está triste, acompañar a quien necesita ser escuchado, pasar desapercibidos al hacer el bien, no desear el poder para brillar, servir, anunciar con palabras y obras la Buena Noticia…) consciente de que todo eso lo hace el Señor y también que hará el resto

Quien nada tiene… todo lo espera

Quien nada puede… se reconoce instrumento

Quien nada es… depende de Su gracia

Quien nada posee… es libre frente a todo

Para quien nada sabe y nada entiende… todo es Misterio

Para quien todo es don… todo lo agradece

 

1 comentario:

  1. Hey Gloria tus escritos son en mí vida como la levadura, hacen crecer mis conocimientos, mi fe, y la certeza que hablas de parte de Dios. Tkm.

    ResponderEliminar