lunes, 1 de agosto de 2022
“UNA MÁS ENTRE LA MULTITUD”
Hoy igual que ayer el ser humano sigue teniendo
necesidades, anhelos… Hace dos mil años muchos que oyeron hablar de Jesús o le
conocieron: Le buscaban, le seguían a donde iba. La mayoría por intereses
personales, porque habían oído hablar de Él y de “sus milagros”, por
curiosidad...
No hemos evolucionado mucho a pesar de ser testigos de tantos avances a
todos los niveles. El ser humano sigue siendo el mismo ser frágil, limitado,
dependiente, insatisfecho, preocupado, inquieto…
Se desea desesperadamente el bienestar personal, la paz interior, la
felicidad… y muchas veces se recurre a alcanzar todo eso en espiritualidades
que nos vienen de otros rincones del planeta, en propuestas seductoras que nos
presenta la sociedad. ¿Qué le ha pasado a ese Jesús que ya no atrae con la
misma fuerza que entonces?. ¿Por qué preferimos “lo otro” a la Buena Noticia
del Evangelio?. ¿Realmente Jesús continúa siendo una respuesta, el camino, la
verdad y la vida para los hombres y mujeres del siglo XXI?
Los que hemos oído hablar de Él muchas veces nos encontramos como uno de
tantos, uno más entre la multitud, siguiéndole por puro y propio interés,
queriendo que nos solucione los problemas, que nos de aquello que más estamos
necesitando, que nos sane de alguna terrible enfermedad, que… Pues ni tan mal. ¡Bendito
sea Dios!. Tal vez no sea el motivo más justo o santo pero al menos no dejan de
faltarnos razones para seguir buscándole y acercándonos a Él. Y ahí llegamos
con nuestras pobrezas, miserias, dolencias, incapacidades, frustraciones,
anhelos y esperanzas. Y ahí nos presentamos con todo lo que somos y tenemos en
nuestro haber. ¡Cuánto desearía acercarme a Él tan solo por estar, tan solo por
amor! pero no lo consigo. Sigo siendo pobre, necesitada, frágil, dependiente… y
esto veo que no va a cambiar.
Que siempre tengamos la humildad suficiente de buscarle, de acercarnos,
de presentarnos tal y como somos aunque la motivación o la intención no sea la
más recta y pura. Nos conoce, sabe mejor que nosotros lo que necesitamos, y no
dejará de darnos lo que más nos conviene.
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Así es siempre va por delante lo que yo pretendo obtener. Muchas veces no es el amor hacía el el que nos mueve.
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