viernes, 16 de septiembre de 2022

“ENTREGARME AL AMOR SIN RESERVAS”

 

Hace ya días que resuena en mí una frase: “Entregarme al Amor sin reservas”. Literalmente impone y no a pocos puede asustar. He escuchado muchas veces, a cristianos comprometidos, confesar su miedo a una oración contemplativa en la que no medien palabras, anticipándose a lo que el Señor les puede pedir. Es por esto por lo que tantos prefieren rellenar su oración con palabras, canciones, meditaciones, poesías, rezos. De esta forma se cumple y la conciencia queda tranquila

Pero vuelvo a la frase porque cuestiona pero ¿miedo?. Nos ayuda a caer en la cuenta y tomar conciencia de lo que realmente somos, de lo que se nos quiere regalar.

Te comparto mi interpretación pero puede quedarse muy corta. Ante frases así mi entendimiento es muy limitado para abarcar todo lo que puede encerrar. Para mí esa entrega sin reservas al Amor se traduce en:

  • Reconocer ese Amor que está, que se me da incondicionalmente, y agradecerlo
  • Dejarme envolver y empapar por ese Amor con lo que soy y tengo. No lo merezco, no soy digna, pero sí que lo necesito y lo deseo.


La entrega a ese Amor se traduce en permitirle amarme independientemente de dónde esté, de qué haga… de mis cualidades o defectos… de mis errores o aciertos

Este Amor, que me sobrepasa, que no comprendo, y que es incondicional, se me entrega, y lo único que tengo que hacer es entregarme a Él. ¡Qué desigualdad!. Nunca se podrán equiparar los dos amores. Su Amor siempre será mayor. Mi amor raquítico, limitado, interesado, condicionado… Lo sabe y por eso solo eso pide. Que sea humilde para reconocer mi pequeñez y Su grandeza, para dejarme abrazar y traspasar por su amor, y para ofrecerle ese poco de amor con el que cuento en mi haber, aunque tenga taras y carencias.

La ofrenda a ese Amor solo puede ser la propia vida. Nunca podremos corresponder a un Amor que siempre será mayor: ni todos los sacrificios, ni todas las obras, ni todas las renuncias… serán suficientes. Nada de lo que hagamos nos hará merecedores de un Amor así porque es gratis, incondicional. Ese Amor ya está al alcance de todos. El problema surge cuando por orgullo nos cerramos al Amor: Unas veces creyéndonos dignos por lo buenas personas que somos o por las maravillosas obras en las que nos implicamos, y otras enredándonos en nuestra miseria, pequeñez, fragilidad, pecado…

Hay quien ayuda a mucha gente, quien tiene puestos de poder o cargos a través de los cuales hace mucho bien… y quizás no se ha entregado al Amor, viviendo todo su hacer como exigencia, cumplimiento, compromiso… o como respuesta a un “dios” que lleva cuentas, que pide, que juzga, que premia o castiga…  con la consiguiente frustración, culpabilidad, irritabilidad o cansancio, cuando los resultados no son los esperados

Y también hay vidas entregadas al Amor que no hacen ruido, ni cosas espectaculares… que pasan desapercibidas entre la masa

Obras, renuncias, sacrificios, éxitos, rezos… Nunca van a ser suficientes para igualarse al Amor que se nos da. Nada de eso le interesa si con todo ello nos buscamos y somos el centro. “Solo quiere nuestro amor”. Y es la humildad la que hace posible la entrega sin reservas a un Amor que siempre será mayor.

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