Surgen los “por qués” sobre todo cuando las cosas no suceden como esperamos, cuando los proyectos no tienen éxito, cuando la salud se pierde, cuando somos testigos del dolor o sufrimiento propio o ajeno, cuando las situaciones adversas hacen tambalear nuestras seguridades o ponen al descubierto nuestra fragilidad, cuando…
Cambiar el enfoque… Jesús nos invita a mirar de otra forma. Los “por
qués” nos enredan llegando a padecer la culpa, la impotencia, la
frustración… y de remate sin el éxito deseado porque no damos con las
respuestas o la solución a aquello que nos perturba, incomoda, molesta, enoja,
duele…
Aquella gente preguntó a Jesús sobre el “por qué” de la ceguera
de aquel hombre, deseaban conocer la causa o la raíz. Buscaban culpables, quizás
él mismo, a lo mejor un “dios” sádico y cruel que se ensaña con la persona. El Maestro
les da vuelta al planteamiento y con autoridad responde: “Para que se demuestre el poder
(amor) de Dios”.
Al cuestionarnos sobre el “para qué” de “eso” es cuando se hace la
luz, nos abrimos a una nueva perspectiva, nuestros ojos comienzan a ver…
En el mal, en la desgracia, en lo que consideramos un problema, en
lo que parece no tener explicación o respuesta… hay un propósito. Por muy
dificultoso o incomprensible que sea: “Es para que a través de ello se muestre el
poder y amor de Dios”. Hasta el mayor de los sufrimientos encuentra
sanación y liberación cuando se le dota de sentido, cuando se le encuentra la
razón de ser, cuando se acepta y es utilizado como medio para dar gloria a
Dios.
Desgraciadamente nuestras cegueras nos hacen girar sobre nosotros
lamentándonos por lo que nos pasa, preguntándonos por lo que las causó,
perdiendo la esperanza, buscando culpables…
Jesús puede devolvernos la vista si nos ponemos en sus manos y confiamos
en su Plan de Amor.
Gracias Gloria ❤️
ResponderEliminarGracias
ResponderEliminarQue hermosa reflexión, para que.
ResponderEliminar🙏🏽🙏🏽gracias !!
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