Nos
quedamos en los deseos superficiales cuando no tenemos nuestras necesidades
básicas cubiertas, cuando las cosas no suceden como nos gustaría, cuando
aspiramos a nadar en otras realidades diferentes a la que nos toca, cuando
queremos huir de la situación en la que nos encontramos… Pero hay deseos más
profundos que olvidamos y no llegamos a hacerlos vida por perdernos en aquellos
que añora el ego y que buscan la autocomplacencia, el bienestar y la
satisfacción personal.
¿Qué
es lo que nuestro corazón desea ardientemente?.
¿Qué
es lo que a nuestro corazón le puede hacer verdaderamente feliz?. ¿Quizás el
encuentro con Cristo, su gracia, experimentar su Presencia, vivir unidos al
Señor, dejarnos guiar por su Espíritu…? Esto es lo que yo quiero para todos, y
no solo eso sino que también su paz, un corazón como el suyo…
Cualquier
deportista, que sueña con el triunfo, pone los medios para lograr su objetivo.
¿Cuáles son los medios de los que disponemos para que nuestros deseos más profundos
se hagan vida?. ¿En qué podemos enfocarnos?. ¿Qué es aquello que conviene dejar
porque dificulta la consecución del fin que perseguimos?.
¿De
qué nos serviría tenerlo todo en esta vida, contar con un buen estatus social,
ser admirados, ganar un buen sueldo, gozar de excelente salud, residir en una
lujosa casa o disponer de un montón de propiedades… si nuestro corazón sigue
vacío e insatisfecho?. ¿Cuándo caeremos en la cuenta de que ese corazoncito
tiene otras necesidades que no estamos cubriendo porque ni siquiera nos paramos
a escucharlas?.
🙏🙏
ResponderEliminarMuy cierto, las cosas materiales sirven para satisfacer las necesidades temporales, pero el amor sincero al prójimo tiene un significado diferente, cuando ayudas al necesitado de una palabra amiga, de una escucha a sus preocupaciones, estás demostrando el amor sincero a Dios.
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