domingo, 20 de agosto de 2023
“COMO LA VIDA MISMA”
La verdad es que de
todo podemos sacar enseñanzas. En mis ejercicios espirituales compartía los
ratos de comida con tres religiosas y una laica. Eran ejercicios de silencio,
tampoco podíamos hablar mientras comíamos. A una de las religiosas se le hacía
difícil estar sin decir palabra. Pasaba
pendiente de lo que hacíamos, comíamos o dejábamos de comer… y no recuerdo rato
que no dijera algo en la mesa.
Trayendo este ejemplo
a nuestras vidas, ilustra muy bien como muchas veces por ir a “salvar” a otros,
dejamos que se ahoguen nuestros prójimos. En ese afán de ayudar, de que todos
estén bien, al final olvidamos a los que tenemos cerca. No solo eso sino que en
ese impulso compulsivo por servir podemos dañar a los otros al inutilizarlos
impidiéndoles ser o hacer, que sean ellos mismos quienes busquen la ayuda y
resuelvan por si mismos sus dificultades. ¿O es que las de la otra mesa no podían
haber ido a buscar café si se les había terminado?.
Busquemos el sano
equilibrio en el servicio al otro y no descuidemos a nuestro prójimo en aras de
otros que no están tan próximos y que no son los que nos toca atender, o al
menos en este momento.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
"En ese impulso compulsivo por servir podemos dañar a los otros al inutilizarlos impidiéndoles ser o hacer, que sean ellos mismos quienes busquen la ayuda y resuelvan por si mismos sus dificultades". Así es Gloria. Yo lo llamo "la soberbia del servicio", que (inconscientemente) no preguntamos para no ser rechazados y así la ayuda se puede convertir en imposición.
ResponderEliminarSon cosas de la personalidad.
ResponderEliminarObservemos cómo y cuándo actuaba Jesús