lunes, 30 de diciembre de 2024

“¿DÓNDE SE RECOSTÓ AL NIÑO?”

 

Al comenzar el Adviento, se nos invitaba en la parroquia a preparar la cuna para recibir al Niño Jesús. Un amigo ayer me compartía su duda de si realmente se le había recostado en un pesebre.

Los símbolos son medios para ayudarnos. Si nos quedamos solo en lo que nuestros ojos ven, o nuestro cerebro entiende, nos quedaremos siempre cortos. Hay que ir más allá.

La cuna, o el pesebre, o la mantita, o… lo que fuera que acogió al Niño, es hoy nuestro corazón.

Un corazón lleno de sí no tiene capacidad de acoger al Niño y por tanto se cierra al Amor. Un corazón lleno de sí busca tener siempre la razón, que las cosas se hagan de una determinada manera, se sirve de los otros, hace lo que quiere, escoge lo que más le gusta, y huye de lo complicado, de lo poco vistoso a los ojos de los otros, de las tareas menos agradables, busca que le alaben, se jacta de lo que hace o dicen de él… A mayor “YO” menos “ÉL”, más egoísmo, menos capacidad de amar.

El Niño necesita un lugar donde estar, donde crecer, donde ser.

El Niño sigue buscando corazones que le hagan espacio, que se abran a su amor infinito.

Nunca es tarde. Cada día es una nueva oportunidad para ir desalojando del corazón todo lo que está obstaculizando que Él reine en él.

Va a comenzar otro año, quizás ya estás haciendo la lista de propósitos. ¿Qué tanto de amor propio o de generosidad hay en ellos?. ¿Te buscas o le buscas en todo lo que emprendes o haces?.

¿Qué tal si este año dejamos espacio en nuestro corazón al AMOR?. ¿No crees que, si todos persiguiésemos el mismo objetivo, este mundo comenzaría a ser distinto?.

lunes, 23 de diciembre de 2024

“LLEGÓ EL NIÑO”

Sucedió al día siguiente de pedir, al Niño dios, un corazón abierto, generoso y dispuesto a acoger TODO lo que Él me quiera regalar.

Llegaron a la librería dos grandes cajas de artículos: “Nacimientos, Misterios, Niños Jesús…”. Lo primero es revisar cada artículo para ver si está en perfecto estado. Me llevé una sorpresa cuando al ir sacando una por una las piezas de un nacimiento, encontré dos Niños Jesús. Me hizo sonreír. Pensé y dije: “Este es para mí”. Lo sentí como la confirmación de mi petición. Y me lo traje para casa.

Ayer domingo se bendecían los Niños en las iglesias así que lo llevé a la parroquia.

El Niño ahora está en mi mesilla. Esta mañana en mi rato de oración me quedé contemplando al Niño a la derecha de Jesús en la cruz y recordé algo que escribí una vez sobre “Jesús siempre con los brazos abiertos”. (vuelaysefeliz.blogspot.com "Los brazos de Dios" 15 de enero de 2015)

Es curioso, cuando la gente compra un Niño por lo general reparan en la carita: “Este tiene una cara muy infantil, “Este otro la tiene demasiado moderna”, “A mí me gustaban más antes”… Sólo unos pocos se fijan en los brazos y, cuando lo hacen, no quieren un Niño de brazos abiertos porque tiene más peligro de que al caérseles se le rompa un brazo.

A mí me llegó un Niño de brazos abiertos, así fue Jesús toda su vida. El Jesús de brazos abiertos es el que me habla. En sus brazos abiertos, tanto en la cuna como en la cruz, veo su amor, su generosidad, su deseo de dármelo TODO, y su misericordia para acogerme así como soy, así como estoy. Esos mismos brazos abiertos me recuerdan su invitación a “Abrirme a su amor y dárselo todo a Él, porque todo es suyo, porque nada me pertenece”.

“Llegó el Niño”, antes de la fecha, y con Él… EL AMOR.


lunes, 16 de diciembre de 2024

“¿QUÉ LE PIDES AL NIÑO DIOS?”

 

Ayer comenzó en la parroquia la Novena al Niño Dios. Niños y adultos nos reunimos junto al nacimiento para orar y cantar villancicos. De repente se lanzó una pregunta para que cada uno pudiera expresar su necesidad. “¿Qué le pides al Niño Dios?”. Me quedé en blanco, no supe responder ni por salir del paso. Me dejó “noqueada”.

Al terminar el encuentro subí con una amiga a San Bartolomé para estar un ratito con el Señor. Y delante de Él volvió a resonar la pregunta en mi interior… Sólo encontré silencio. No hubo intercambio de palabras, únicamente presencia consciente.

No volví sobre el tema pero cuando me acosté y apagué la luz, otra vez resonó la pregunta y de pronto me escuché diciendo: “¿Qué le puedo pedir a quien me lo da TODO?. Y fue entonces cuando, en medio de la oscuridad y el silencio, llegó la respuesta: “Un corazón dispuesto a acoger TODO lo que Él me quiera regalar”.

Esta mañana seguía resonando todo esto. Pensaba en María, la buena de María ni imaginaba lo que suponía, con su primer “Sí”, acoger y disponerse a recibir TODO. Pensaba también en los santos, en Teresita que lo quería “todo, TODO”. Y también pensaba en que las pruebas, las dificultades… y, en definitiva, “las noches oscuras” también son parte de ese TODO. Necesario todo ello para purificarnos de tanto amor propio y poder llegar a la unión con Dios.

Acoger ese TODO no es fácil. Para seguir a Jesús se necesita un corazón abierto, generoso y dispuesto a acoger TODO. Esto es lo que pido este año al Niño Dios.

martes, 3 de diciembre de 2024

“NECESITO UN ABRAZO”

 

Esta mañana, mientras lavaba los trastes del desayuno, recordaba el whatsapp que recibí anoche de una amiga: "Necesito un abrazo". Simple y sencillo. No hacen falta más palabras. Cuanto más claro sea el mensaje más fácil que haya entendimiento.
Muchas veces nos molestamos porque los otros no responden a nuestras necesidades cuando quizás no somos concretos en la exposición de lo que queremos y esperamos que los otros adivinen lo que ronda por nuestra cabeza y/o corazón.

¡Cómo cuesta expresar lo que queremos!. Y no hablemos del mundo de los sentimientos, eso ya es para nota.

Muchos malos entendidos, enojos y conflictos, son fruto de no ser claros, de no ser naturales, espontáneos y sencillos.

Nos necesitamos. Reconocerlo es la primera tarea. Ponerlo en práctica es la siguiente pero para eso hay que abajarse, ser humilde y pedir aquello que deseamos y que sabemos que la otra persona nos puede dar. Y sobre todo evitar que la mente empiece con argumentaciones sobre  qué van a pensar, qué van a decir... porque de esta manera nos quedaremos solo con el deseo.

jueves, 28 de noviembre de 2024

“FELIZ NAVIDAD”

 

Tengo algunos despistes y tardo en acordarme de algunos nombres pero, por lo demás, creo tener todavía bien la cabeza. Sé en qué fecha estamos pero ayer hice un regalo y con él fue mi mensaje y mi deseo de “Feliz Navidad”.

Voy a hacer un paréntesis para hablar algo de mi comadre la chiquita, la menor de las tres que tengo. Acostumbraba a estrenar ropa el mismo día que la compraba, conociéndola no dudo que siga igual. Yo no daba crédito y me hacía sonreír porque siempre se justificaba diciendo: “Ay no Gloria ¿Y si me muero esta noche?”. Ponía muy bien en práctica lo de: “No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”.

Ayer me pasó a mi algo semejante con el regalito. Me acordé de Jensy y pensé: “Y si para Navidad ya no estoy, el regalo nunca llegará a su destino”, así que me apliqué el cuento de mi comadre.

En todo esto me quedo con dos cosas:

  • Si sientes un impulso del corazón, responde y hazlo vida hoy porque mañana tal vez sea demasiado tarde.
  • Ojalá viviésemos de manera que todos los días fuesen Navidad. Ojalá estuviésemos siempre dispuestos a abrir nuestro corazón al amor, a dejarle ser y hacer en nuestras pobres vidas. Si nos dejamos abrazar por el amor y le amamos en todo y en todos, hoy podemos celebrar que es Navidad. ¡Feliz Navidad!

jueves, 24 de octubre de 2024

“DESAFINADA”

 

Aprendí a tocar un poco la guitarra mirando, escuchando, practicando…Nunca utilicé cejilla para subir o bajar el tono de las canciones. Tal vez requería más trabajo pero cambiaba las notas y prescindía del aparatito. No sé por qué a estas alturas de la vida me ha dado por comprar una cejilla.

Anoche, como todos los miércoles a las 8.30pm en la parroquia “Corazón de María”, nos juntamos para estar un rato con el Señor. Cuando comencé a tocar la segunda canción, con la cejilla dichosa, me sonó la quinta cuerda desafinada total. “¿Qué está pasando?” – me pregunté. Paré un momento para reubicar la cejilla y más de lo mismo así que continué con el resto de la canción. Me sentí incómoda porque me chirriaba el sonido de la guitarra. Terminada la canción quité la cejilla para afinar esa quinta cuerda y, para mi sorpresa, estaba perfecta.

Ojalá hubiera quedado aquí la anécdota pero la última canción también requería cejilla y… más de lo mismo. "Ahhhhhhhhhhhhhhhh…" pero ahí sí que ya me sonreí, el mal espíritu quería volver a meterse y no le dejé que me aguara la canción a San José.

Aún con todo, los pocos con los que compartí dijeron que los cantos habían sido muy bonitos. Me costaba creerlo. ¿Estábamos en el mismo lugar, a la misma hora y viviendo lo mismo?. ¿Será que no se percataron del desafine?.

Me siento como mi guitarra anoche, un instrumento desafinado. Nuestro Dios oculta a los ojos y oídos de los otros nuestras notas discordantes, defectos, miserias, limitaciones… y todo para gloria suya.

¡Ay de nosotros si conociendo lo que hay en nuestro haber nos creemos más que… mejores que…!. Lo que hace en nosotros no es para gloriarnos. Sí para agradecerlo, ofrecérselo para bien de otros. Dejemos que se sirva de lo que somos (aunque suene desafinado) porque es capaz de transformarlo todo para bien de los que lo aman.

Si suenas o te crees desafinado, no te preocupes, el Señor está ahí, contigo… y te afina para gloria suya. Si aún con todo chirrías y los demás se percatan, será porque en ese momento es lo que más te conviene. Todo lo hace bien.

lunes, 21 de octubre de 2024

“BUSCANDO CORAZONES”

 


El Dios de Jesús busca corazones que se hagan capacidad para llenarlos con su Amor. Parece un anuncio publicitario. A otras ofertas seguro que les hacemos más caso, nos suponen un gasto de dinero y de remate no colman nuestro deseo de felicidad.

Todo un Dios se abaja, se hace pequeño, accesible, cercano, se deja tocar, comer…

Todo un Dios se nos da, se nos quiere regalar… pero las ocupaciones, distracciones, emociones, intereses personales… no le dejan espacio.

Todo un Dios nos ama así como somos, así como estamos. Por no reconocer esta verdad y abrirnos a su amor, andamos mendigando cariños, honores y alabanzas.

Pudiendo tenerlo TODO nos entretenemos en menudencias.

Por poner el corazón y la vida en otras realidades o en nosotros mismos, perdemos la paz y la alegría.

¿Quién es nuestro Dios?. ¿En qué Dios creemos: en el que nos da y al que pedimos “cosas” o en el que se nos da?.

El Dios de Jesús busca corazones que se hagan capacidad para llenarlos con su Amor. Vaciemos nuestro corazón de amor propio, de apegos, y falsas seguridades en las que ponemos nuestra confianza para dejar a Dios ser Dios. 

viernes, 18 de octubre de 2024

“¿QUÉ LE VAMOS A REGALAR A TERESITA”

 

Iba a ser la fiesta de Santa Teresita, mi amiga, hermana, intercesora… Una persona que también la quiere mucho me preguntó: “¿Qué le vamos a regalar a Teresita?”. La cuestión me agarró en curva y para evadir la responsabilidad respondí: “Si se te ocurre algo…”. Pero luego se metió el Espíritu y de repente me sorprendí diciendo: “Ella es la que nos va a regalar. Estemos atentos y dejémonos sorprender”. La realidad es que no nos dio nada, se nos dio.

Pensamos que llevamos el control de nuestra vida, que somos los que tomamos la iniciativa, y nada más lejos de la realidad. Queremos llevar la voz cantante y dirigirlo todo y no dejamos a Dios ser Dios.

Pensamos que todo depende de nosotros, de nuestro esfuerzo. En realidad somos tan frágiles y pequeños que a la mínima adversidad nos sentimos vulnerables, dependientes y necesitados.

No somos los primeros pero en el afán de conquista, de querer ser los protagonistas, de colgarnos medallitas o acumular puntos, agarramos la batuta como si lo que pusiéramos de nuestra parte fuera lo mejor y lo más valioso.

Nos cuesta reconocer que la iniciativa no es nuestra, abandonarnos y abrir los brazos a lo que se nos quiere regalar, dejarnos sorprender por lo que llega.

Ni a Dios ni a los santos les vamos a ganar en generosidad hagamos lo que hagamos.

Nos cerramos a la gracia cuando ocupamos el primer lugar

Cambiemos el chip… De hacer, a dejarnos hacer… De regalar, a recibir lo que nos quieran dar… De esforzarnos, a abandonarnos y dejarnos querer.

Cómo cambia la visión y la vida si en vez de enfocarnos en lo que depende de nosotros y podemos hacer, ponemos nuestra atención en lo que se nos regala a lo largo del día, en los mimos de Dios en cada momento.

Abramos los oídos, los ojos y el corazón. El Amor siempre está amando y desea que haya personas que lo acojan.

sábado, 12 de octubre de 2024

“SE FUERON PERO SIGUEN ESTANDO”

 

El martes día 8 mi abuela cumplió un año y ocho meses de fallecida. La tuve presente en la oración de la mañana y también en la eucaristía pero luego comenzó el trajín del día a día y no me volví a acordar hasta la tarde.

Conocí hace unos meses a una niña que tiene su mismo nombre: Gabriela. Nos presentamos un domingo que le pedí llevar una ofrenda al altar y desde entonces siento que se creó un vínculo especial. Se me alegra el corazón cuando la veo en la eucaristía, y ella viene hasta donde estoy en el momento de la paz a darme un abrazo.

Justo el martes, Gabriela entró por primera vez en la librería en la que trabajo. “¡Ahhhhhhh, Gabrielaaaaaa, qué sorpresa!”. Fui un poco escandalosa, lo reconozco, pero no pude contener la emoción. La verdad que no sé quién se sorprendió más, la pobre ni reaccionaba, ni por cerca imaginaba encontrarse conmigo allá.


Tras darnos el abrazo me fui a buscar sus libros de catequesis y al regresar al mostrador, Gabriela me mostró una estrella rosada. Pensé que solo me la enseñaba pero nada de eso, me la regaló. No tenía otra cosa, era lo único que andaba encima, quería ofrecerme algo y me dio “su estrella”. ¡Santísimo!... Como la viuda del evangelio… Era todo lo que tenía. Me quedé sin palabras.

Por la tarde recordando la escena caí en la cuenta de la relación: Aniversario del fallecimiento de la yaya y la visita de Gabriela a la tienda… La yaya me mandó su abrazo y me regaló una estrellita rosada. ¿Qué más puedo decir?. 

Se fueron pero siguen estando todos los que se nos han adelantado y han partido a gozar de la Presencia y el abrazo del Padre. En la Iglesia se habla de la comunión de los santos, así entiendo yo esa comunión. Todos presentes, todos unidos, todos en permanente comunicación de amor con nosotros. A unos los hemos conocido personalmente, a otros a través de sus testimonios y escritos pero todos ellos siguen acompañándonos e iluminando nuestros caminos, nuestras noches. Se fueron pero siguen estando.


martes, 8 de octubre de 2024

“HAGAMOS EL CAMINO FÁCIL A LOS DEMÁS”

 

El otro día llegó a la librería un sacerdote a comprar un detallito para una señora que colabora en su parroquia. Me habló de ella con mucho cariño, se ve que la admira y quiere mucho. Me contó que es una mujer que siempre sirve y que nunca le oye una queja, ni le ve mala cara pese a la multitud de problemas personales y familiares que tiene. Hace su trabajo sin hacer ruido y muchas veces incluso cantando.

Estamos en el mes de las misiones. Todos llamados a ser misioneros, a responder a la voluntad de Dios que no nos pide tanto hacer como amar en todo lo que hacemos y allá donde nos encontremos.

Definitivamente esta señora es un regalo de Dios para este sacerdote y su parroquia, para su familia…

¡Qué bonito si los otros nos vieran como un regalo en los ambientes en los que nos movemos: La iglesia, el trabajo, la calle, el supermercado, la casa...!. ¡Qué evangelizador si así nos vivieran la familia, los vecinos, los compañeros, las personas con las que nos encontramos!.

¡Qué triste cuando suponemos una piedra en el camino para los otros, cuando queremos imponer nuestros criterios, cuando no dejamos hacer, cuando vivimos nuestra entrega con ese punto agrio que ni ayuda a los otros ni a nosotros!.

Si nos falta el amor… Estamos perdidos, bien perdidos. Podemos construir hospitales, dar todo nuestro dinero a la iglesia o a obras sociales, visitar enfermos, dar de comer al que tiene hambre… pero si nos falta el amor…

¿Para qué tanto hacer si no amamos en aquello que hacemos y a quienes están a nuestro lado?

¿Qué tanto se alegran los demás de vernos, de tenernos cerca, de trabajar con nosotros?

Como dicen mis queridas amigas claretianas de Centroamérica: “Hagamos el camino fácil a los demás”. Bastante dolor y sufrimiento hay en el mundo. Que nuestra vida sea una bendición para los otros.

viernes, 4 de octubre de 2024

“TE ESTABA ESPERANDO”

 

Eran las 7.50am de la mañana. Una religiosa estaba en la puerta de la iglesia. Las primeras palabras que escuché ese día fueron: “Te estaba esperando”. Me sonó a música celestial. Yo no había quedado con ella en vernos pero… ¡Qué bonito saber que alguien te espera!. Te sientes importante y especial para esa persona.

Después, en la eucaristía, meditaba sobre esto. Con Dios pasa lo mismo. Él siempre nos está esperando. No somos los que tomamos la iniciativa para acercarnos a Él. Es Él quien con su amor nos atrae y nos espera siempre.

No hablo desde la teoría, desde el conocimiento, desde la sola fe, hablo desde la experiencia. ¡Quién como yo para, en todos estos años, alejarse una y otra vez, meterse en hoyos y enlodarse de qué maneras!. Nunca dejó de buscarme, nunca dejó de esperarme. De todas me ha sacado y sigue jalándome con más fuerza que nunca.

¡Qué bonito escucharle decir: “Te estaba esperando”!. Ante esto ya no hace falta nada, solo estar. Y lo único que brota es una sonrisa y una frase muy corta: “Aquí estoy”. Y desde luego, ahí quiero permanecer hasta el final.

Veo como otros se perdieron en el camino, y me pregunto por qué conmigo ha tenido tanta misericordia y ha sido tan insistente. Mi corto entendimiento no alcanza a comprender tanto amor inmerecido pero humildemente lo agradezco infinitamente. ¿Por qué yo?. Sólo Él sabe. Que mis oídos estén siempre atentos para reconocer su voz y seguirle solo a Él aunque eso suponga incomprensión, juicios, renuncias o pérdidas. Y si me vuelvo a despistar en el camino, que me dé la gracia de tener esa determinada determinación para volver al único sendero que puede dar plenitud a mi vida.

Me espera… Te espera… Sólo queda disponernos e ir a su encuentro.

domingo, 29 de septiembre de 2024

“LA REVOLUCIÓN DEL AMOR”

 

Comenzando los Ejercicios Espirituales de este año, resonó en mí una frase que supuso toda una revolución interna, una liberación: “El amor no tiene nada que ver con el afecto”.

¡Cuántas veces me he sentido culpable por tener sentimientos no muy fraternos hacia determinadas personas!.

Al fin he comprendido que puedo amar a quien no me simpatiza, a quien piensa o actúa de forma distinta a mí, a quien no caigo bien, a quien me envidia, me critica o busca aplastarme con comentarios hirientes.

Humanamente no es agradable ni sencillo acercarte a esas personas pero se les puede amar sin necesidad de sentir el menor afecto. Ciertamente supone un esfuerzo acercarse, escuchar lo que tiene que decir, sonreír, responder a su llamada o llamarle, saludarle si te la encuentras por la calle… pero cada vez que lo hacemos estamos amando.

Jesús dice: “Si amas a los que te aman ¿Qué mérito tienes?”. Esto es lo fácil. No cuesta amar a aquellos con los que sintonizas, que te agradan, que sabes y sientes que te quieren y aceptan así como estás, así como eres.

Jesús nos invita a amar a todos. Nuestro amor a Dios y al prójimo se prueba en las relaciones difíciles. La respuesta depende de nosotros.

Conscientes de que podemos amar a todos aunque no sintamos el menor afecto por ellos, pongámonos a la tarea… por Él… para Él.

martes, 24 de septiembre de 2024

“LA CRUZ NO VIENE SOLA”

 

Estaba esta mañana en la iglesia después de la Eucaristía y algo sucedió. Las luces ya se habían apagado y quedaríamos tres o cuatro personas. En medio del silencio escuché los pasos de alguien que se acercaba hacia mí y abrí los ojos. Acercó su mano y me entregó una preciosísima cruz de madera de unos siete centímetros. Solo alcancé a sonreír y decir: “Gracias”. Después, con la cruz bien apretada en mi mano, miré a Jesús resucitado en su cruz y, con lágrimas en los ojos, le dije: “¡Vaya regalo de buenos días!”. ¡Como para que se me olvide la cruz que cargo… y lo que está por venir!.


Jesús respondía con una sonrisa a mi sonrisa y entonces caí en la cuenta de que “la cruz no viene sola”. Reconozco que ese pedazo de madera que me han regalado es hermoso pero más aún el cariño de quien me la ha dado. La cruz viene siempre acompañada de mucho amor.

A veces, en medio de las desolaciones, pruebas y dificultades de la vida, fijamos la mirada en la cruz, o peor aún en nosotros mismos (quejándonos, haciéndonos las víctimas como si lo que nos sucede fuera lo peor o como si nadie pasara por lo que a nosotros nos toca).

Te invito a que cada vez que veas tu cruz, te abras al misterio, al gran amor que viene con ella, a quien está en ella y desde ella te sonríe y abre sus brazos para acogerte y abrazarte así como estás, así con lo que te perturba o angustia.

Cuando te sorprendas fijando tu atención en la cruz o en ti, pon tus ojos y tu corazón solo en Jesús, solo en el Amor.

“La cruz no viene sola”, ¿Por qué renegar o pedir que nos sea quitada? ¿Cuál es el miedo de abrazar la cruz si hay tanto amor en ella?

lunes, 22 de abril de 2024

“¡QUÉ MALA MEMORIA!”

 

Ayer recordé algo que leí una vez sobre los defectos de Jesús. Ciertamente pude experimentar que es cierto, tiene muy mala memoria.

Estaba todavía consolada por su visita el otro día y por lo que había acontecido. Y volvió a aparecer tan solo 48 horas después. No hizo alusión a nuestro encuentro ni a lo que había pasado, es como si aquello ya se hubiera desvanecido, como si ya no tuviese importancia, como si no hubiese ocurrido. No podía creerlo pero me hizo sonreír la situación. Y a la vez me dije: “Bendito sea el Señor por su mala memoria”. Porque eso me confirma que tampoco lleva cuenta de mis caídas, de los hoyos en los que me he metido, de las veces que me he enlodado… La esperanza para mí sería solo una ilusión. Pero nada de eso. Es capaz de hacer nuevas todas las cosas. Cada día es nuevo.

Hoy soy libre para decidir amar o reservarme todo lo que me ha regalado, para buscarle o buscarme, para responderle o hacer mi voluntad.

Hoy se me da otra vez la oportunidad de levantarme, de dar un paso más, de abrir los ojos y estar atenta a su Presencia, de encontrarme con Él…

Un nuevo día para abrazar lo que venga, para agradecer, para perdonar y pedir perdón, para amar…

Para Él cuenta el ahora, el presente. En esta realidad, en este momento, está. Aquí y ahora es donde puedo encontrarme con Él y responder con lo que soy y tengo a tanto amor.

jueves, 18 de abril de 2024

“TRASCENDER LAS HERIDAS”

 

Todos tenemos heridas, el problema surge cuando no están sanadas y vivimos desde ellas. Si no cicatrizan, corremos el peligro de que supuren al menor comentario o gesto de otros. Y entonces surgen las quejas, los desprecios, las defensas o ataques. Nos convertimos en esclavos de las heridas permitiendo que sean nuestras dueñas y señoras. No somos conscientes de lo que nos perjudican y del daño que hacemos a otros. Vamos salpicando a los demás nuestro dolor creando división.

Es una realidad que las heridas nos van a acompañar siempre pero es tarea nuestra sanarlas o al menos no vivir desde ellas. Que no se conviertan en protagonistas hasta el punto de encerrarnos en nosotros mismos.

Cuando las heridas nos gobiernan asumimos diversos roles. Unos prefieren el de víctima, se quejan por todo, van dando lástima para cubrir sus carencias… Otros escogen el rol de perseguidor aplastando con palabras y hechos a quien tocó sus heridas… Otros…

Evitemos identificarnos con nuestro ego y sus heridas. Trascendamos esas realidades dolorosas para poder vivir desde lo que realmente somos.

 

jueves, 11 de abril de 2024

“LO QUE MÁS OS DESPIERTE A AMAR…”

 

En palabras de Santa Teresa: “Lo importante no es pensar mucho sino amar mucho así que, lo que más os despierte a amar eso haced”. ¡Qué distintas serían nuestras vidas y nuestro mundo si tuviésemos esto en cuenta!.

Decimos querer hacer la voluntad de Dios pero ¿Nos mueve el amor o nuestros intereses o necesidades personales?. ¿Cuál es el criterio que seguimos a la hora de: Tomar decisiones, elaborar proyectos, relacionarnos con los otros, realizar una acción o comprometernos en algo?.

“Lo que más os despierte a amar eso haced”. Unas veces amar implicará hablar y otras callar, en ocasiones ofrecerse a un servicio para el que nadie está dispuesto o ceder el puesto o la responsabilidad de una acción a otro. En algún momento por amor habrá que exponerse en público y otras permanecer en segundo plano, en lo escondido. Incluso por amor estaremos con esas personas que no son tan de nuestro agrado, realizaremos actividades que nos suponen esfuerzo o incluso nos disgustan, renunciaremos a quereres, intereses o apetencias… Sería bueno al final del día revisar cuáles fueron nuestras verdaderas motivaciones para ir purificando nuestras intenciones y ver cómo se nos cuela el ego esclavizando nuestra voluntad.

Lo importante no es pensar mucho, tampoco hacer mucho, porque ¿De qué sirve pensar, hacer, si en todo ello no amamos?.

Amar mucho solo es posible si se vive desde dentro, desde lo que somos. Mientras seamos esclavos de la tiranía del ego nos moveremos en la superficie, permaneceremos pendientes de todo lo que nos rodea y, nuestras acciones y omisiones estarán condicionadas por los otros o por la imagen que anhelamos, proyectamos o defendemos.

Si no permitimos ser al Amor que nos habita difícilmente construiremos el Reino. Podremos hacer muchas cosas pero no evangelizaremos con nuestra forma de ser, estar y relacionarnos con los otros.

El Amor que nos habita necesita ser, darse… Sólo alcanzaremos la plenitud cuando ese Amor sea el dueño y Señor de nuestra vida, cuando sea el motor de todo lo que provoquemos con nuestras palabras y silencios, con nuestras acciones y omisiones.

“Lo que más os despierte a amar eso haced”. Pongamos al ego en su lugar y permitamos ser al Amor.

lunes, 8 de abril de 2024

“SI NO NOS HACEMOS COMO NIÑOS…”

 

Al crecer nos van “domesticando” y progresivamente perdemos esa espontaneidad natural de los niños que dicen lo que sienten y expresan sus emociones sin reparo alguno.

Los adultos hemos aprendido a controlar lo que hablar o lo que conviene callar, a reprimir sentimientos por miedo a las reacciones de los otros, a actuar o paralizarnos en función de posibles juicios.

Detengámonos un momento ante este fragmento del evangelio de San Juan: “Seis días antes de la Pascua, Jesús se fue a Betania, donde estaba Lázaro, a quien Jesús había resucitado de entre los muertos. Le dieron allí una cena. Marta servía y Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa. Entonces María, tomando una libra de perfume de nardo puro, muy caro, ungió los pies de Jesús y los secó con sus cabellos. Y la casa se llenó del olor del perfume”. María estaba llena de amor. Amaba tanto a Jesús que no tuvo reparo en acercarse, tocarle, ofrecerle aquel perfume “muy caro”… No midió, no se detuvo a cuestionarse sobre las posibles murmuraciones o comentarios. Ese Jesús al que tanto amaba había llenado su corazón de tanto amor que, no podía contenerlo en su corazón y, necesitaba compartirlo.

Una fuerza interior nos impulsa a ser nosotros mismos, a ser espontáneos, a expresar lo que sentimos. Sin embargo no son pocas las veces en las que hacemos caso omiso a esa fuerza perdiendo la oportunidad de compartir lo más valioso de nosotros mismos.

Los años van pasando para todos. Muchos ya nos han dejado o no están a nuestro lado. ¿Cuántas palabras se quedaron sin decir?. ¿Cuántos abrazos y gestos de cariño no se mostraron?. ¿Cuántas lágrimas contuvimos?... No nos quedemos en la nostalgia ni en la culpabilidad. Todavía estamos a tiempo de ser lo que somos.

sábado, 6 de abril de 2024

“SÉ TU MISMO”

 

Mirarnos en relación a los otros nos puede acomplejar o, por el contrario, engrandecer. No se trata de hacer o no hacer, de hablar o callar, queriendo imitar a nuestras “estrellas” o queriendo sobresalir por encima de los otros para demostrar lo que ni siquiera nos creemos.

Cada uno hemos nacido con unos dones. Es tiempo perdido, y energía derrochada, el vivir en función de las expectativas o la mirada de los otros.

Compararnos con aquellos a quienes consideramos “más perfectos”, aumenta nuestra frustración, nuestra impotencia, nuestra amargura. Quizás nunca lleguemos a ser como ellos y habremos perdido mucho tiempo en aquello que no nos correspondía.

Compararnos con aquellos a quienes consideramos menos aptos o agraciados, hace crecer nuestra soberbia a la vez que se intensifica el miedo a perder la imagen proyectada.

Cada uno tenemos nuestro camino, nuestra misión, nuestra vocación. Ese camino es único e irrepetible, y lo debemos recorrer con los ojos puestos en Jesús para desplegar así todas las potencialidades que nos ha regalado para gloria suya.

En ese “ser uno mismo” no faltará quien nos critique y nos alabe. “¿Y a ti qué?”. Así fue como le dijo Jesús a Pedro cuando se interesó por el destino de Juan. “De todas formas, hagas lo que hagas o digas lo que digas, nunca van a hablar todos bien de ti hasta el día de tu funeral” – comentaba el otro día un sacerdote.

Ser uno mismo supone vencer el obstáculo del miedo al qué dirán, al fracaso, al rechazo, al abandono, a la humillación… 

Hagamos o no, hablemos o callemos, siempre buscando la mayor gloria de Dios, y sin poner los ojos en otro que no sea Nuestro Señor que nos ha creado para ser suyos.

martes, 26 de marzo de 2024

“A RATITOS O TODO EL TIEMPO”

 

La vida se convierte en oración cuando abrazas la realidad que te toca, cuando aceptas y acoges al otro con todo lo que es y tiene, cuando ofreces todo lo bueno que hay en ti.

A veces se entiende la oración como una tarea a realizar en la que hay que invertir tiempo, o incluso como una carga, de ahí que muchos se frustren al no dedicar tantos momentos como desearían a estar a solas con el Señor.

Nuestra vida es una continua oración si es un constante darnos en lo que cada momento toca, y un permanente acoger lo que se presenta.

Nada queda hueco, vacío, sin sentido… Nada carece de valor… Cualquier situación, cualquier encuentro, cualquier emoción que nos invada, cualquier actividad por monótona, rutinaria, insignificante que parezca, incluso el no hacer… tiene sentido, si está cubierto y traspasado por el amor.

Nuestra vida será una continua oración si acogemos y amamos esa realidad presente.


jueves, 21 de marzo de 2024

“SOLO POR AHORA”

 

El sábado me iba a encontrar con una amiga y hermana a la que quiero mucho, y con la que no había estado desde el mes de agosto. Hablando por teléfono, unos días antes, me decía: "Ya tengo ganas de que llegue el sábado". Yo le respondí: "Espera. Este día es bien bonito y todavía me quedan muchas cosas que vivir antes de encontrarnos".

Cuántas veces se nos va el momento presente proyectándonos en futuros que tal vez no lleguen a ser.

Antes era muy de "Solo por hoy". En este momento quiero ser más de "Solo por ahora". Y es que éste instante es lo único que tengo. Aquí, en esta realidad, en estas circunstancias, estoy llamada a ser, a vivir.

Lograr hacer de cada momento lo mejor. Conseguir vivirlo como único, irrepetible (al fin y al cabo, al segundo siguiente ya será sólo parte del recuerdo).

Lo que deseo, o aquello que temo, tal vez llegue o quizás no. Mientras se hace realidad voy a vivir lo que me toca y quiero que sea con intensidad, abrazando y dejándome abrazar por lo que se presente. 

 


viernes, 15 de marzo de 2024

“¿REGALOS O EL REGALO?”

 

Quien tiene poco le busca por interés.

Quien tiene de sobra no le necesita, puede prescindir de Él.

Desde pequeños se nos enseña a pedir a un Dios dador pero no caemos en la cuenta de que Él es el regalo. Solicitamos “regalitos” cuando Él es el REGALO. No es tanto lo que nos da o puede dar sino que hay que trascender eso para ser conscientes de que es Él mismo quien se da.

Podré tener o no mis necesidades cubiertas

Podré estar bien o no de salud.

Podrá irme en la vida como había soñado o pasar el tiempo lamentándome por mis errores, mis circunstancias, mis heridas…

Podré ser admirado y querido por quienes me rodean o criticado y encontrarme solo.

Podré…

Todo lo bueno que pueda poseer en mi haber será nada comparado con tenerle a Él. Nos engañamos si nos decimos aquello de “esto no da la felicidad pero ayuda”.

No son sus regalos lo que nos va a dar vida, es Él. Él es el REGALO que se nos da y se nos entrega.

No es tan importante lo que nos da sino que Él se nos da.

Y ante esto solo queda guardar silencio, abrirse y acoger lo que, gratuitamente y por solo amor, se nos ofrece.

domingo, 10 de marzo de 2024

“EL TESORO DE LA FELICIDAD”

 

Hemos escuchado muchas veces aquello de “La felicidad está más en dar que en recibir” pero me pregunto: “Cuando ese dar tiene su recompensa o gratificación ¿no es acaso el ego el que se siente satisfecho?”

Relacionamos felicidad con tener (lo necesario para vivir, un buen trabajo, amistades, familia, facilidad para viajar…), con pasarlo bien, salir con otros, invertir, consumir, ir de restaurantes o de cafés… Lo cierto es que andamos bien perdidos si ponemos nuestra felicidad en todo ello.

Y es que la verdadera felicidad solo podemos encontrarla en Dios, en la medida en que ponemos solo en Él nuestra confianza.

Sólo si nos apoyamos en Él, y solo en Él, dejará nuestra vida de bambolearse en función de las circunstancias, de lo que nos hagan, de lo que digan de nosotros o de lo que nos pase. Porque todo cambia, porque todo pasa, porque puede salir el sol por la mañana y haber tormenta en la tarde, pero Él no cambia, Él permanece.

Si encontráramos el tesoro… ahí estará nuestra verdadera felicidad. Porque todo lo demás es nada comparado con el TESORO, un tesoro que nadie nos puede quitar y se mantiene siempre al alcance.

Independientemente de si te critican o te alaban, de si fracasas o tienes éxito, de si vives rodeado de otros o te sientes solo, de si tu vida es como la hubieras soñado o te sientes víctima del destino… Te espera un tesoro. Solo en la medida que pongas los ojos en Él y te des cuenta de que es para ti, dejarán de preocuparte o angustiarte otras cosas, el presente o el futuro, lo que te suceda o lo que te hagan o digan. Cuando caigas en la cuenta de esa verdad, dejarás de depender de las alabanzas, de los triunfos, de los frutos de tus obras, del afecto que te puedan dar.

La verdadera felicidad está en encontrar el TESORO, abrazarlo y poner nuestra vida y confianza sólo en Él.

lunes, 4 de marzo de 2024

“¿QUÉ SERÍA DEL ÁRBOL SIN SU AGUA?”

 

¿Qué sería del árbol sin su agua?. El árbol es un ser pequeño, dependiente, necesitado. Sin su agua moriría.

El ser humano sin Dios también está muerto. Le falta lo más esencial, lo que da plenitud a su vida. Se siente vacío, perdido. Busca algo que calme su sed y en su afán de probar y de poseer todo, se confunde más y más hasta sentirse derrotado.

El ser humano también es pequeño comparado con la grandeza de su Señor, también depende de Él, necesita de Él. Sin Él deja de ser.

Necesitamos de esa agua, de ese Dios, que aliente nuestra esperanza, que de sentido a nuestra historia, que nos mantenga alegres y de paz a nuestro pobre corazón.

Sería bueno preguntarnos:

·        ¿Dónde estamos plantados?. Quizás, si hemos echado raíces en terrenos secos, convenga buscar otros suelos o la ribera de algún río.

·        ¿Damos frutos?. Está claro que no dependen de nuestro esfuerzo sino del agua que nos nutre. Si buscamos y tomamos de esa agua, los frutos vendrán solos. No se trata tanto de hacer sino de dejarse hacer por quien quiere llenarnos y darnos vida.

viernes, 1 de marzo de 2024

“TODOS LLAMADOS, TODOS INVITADOS”

 

El otro día en un grupo alguien se cuestionaba por qué el Señor llama a unos y a otros no. El Dios de Jesús, el que hace salir el sol sobre buenos y malos, y manda la lluvia sobre justos e injustos, nos llama a todos, sin excepción y sin predilección, no entiende de méritos sino de amor. Cosa muy distinta es nuestra actitud. Podemos estar más o menos atentos, ponernos “a tiro” o agarrar otro rumbo, responder a la invitación o dejarnos seducir por otros espejismos.

Con el nuevo día se nos invita a subir al monte Tabor. ¿Lo escuchas?. ¿Te pones en camino?. ¡Qué bien se está ahí!. No faltan las ganas de, como Pedro, decirle al Señor aquello de: “Hagamos tres tiendas”. Pero después hay que regresar, hay que descender a la realidad, a lo cotidiano de cada día. Hay que volver para comunicar la experiencia vivida.

Y allá en el valle regresamos a nuestros quehaceres, nos encontramos con personas que nos abrazan con su sonrisa, con su cercanía… que nos corrigen con cariño, que nos tratan con respeto… pero también con otras malhumoradas, exigentes o mendigas de un poco de afecto, de unas palabras, de atención…

La realidad a la que descendemos no es siempre un jardín de rosas. Hay quienes se encuentran con un desierto árido, oscuro. Cuanto mayor sea la hostilidad que nos toca experimentar, mayor será el tiempo que necesitaremos estar en la cima.

Aquí abajo se necesita creer en el Señor, experimentar su amor… Nosotros también somos  mendigos de fe, de amor, por eso subimos al monte, porque sabemos que ahí es donde podemos descansar, reponer nuestras fuerzas, llenarnos de todo lo que precisamos para volver.

Aquí abajo, por muy adversas que se presenten las circunstancias o por muy duros que sean los sentimientos que nos habiten, nos toca irradiar al Dios que nos va llenando. Ahí nos la jugamos, porque es en el amor donde se nos pide ser perfectos. ¡Qué fácil amar a los que nos aman!.

Instrumentos del amor de Dios con nuestra forma de ser, de estar, de relacionarnos con los otros, de hacer, de hablar… Pero eso no es posible a puro esfuerzo, es necesario primero subir y llenarse, para después bajar y poder darse.