sábado, 22 de octubre de 2016

"DAR VIDA"


Esta semana he estado proyectando en las aulas de quinto, sexto y séptimo de las escuelas públicas el vídeo del DOMUND del año 2014. Es una historia real que aconteció en Brasil pero son hechos que suceden en la actualidad en muchos países de América Latina. L@s niñ@s y jóvenes se han sentido bien familiarizados con lo que ocurre en el vídeo: joven de familia desintegrada, una pandilla de jóvenes que le persigue hasta querer darle muerte… y al final, un sacerdote que muere por dar la vida por el muchacho.

Me cuestiona este vídeo y me cuestiona el testimonio de muchos hombres y mujeres que me rodean y que desde su sencillez se desviven por dar vida.

El pasado domingo conversé con una profe a la que conozco desde febrero. Los domingos son tan pesados de trabajo que hay días en los que al final de la jornada estoy apenas saludando a alguno con el que no me he cruzado en todo el día. Este último domingo solo trabajamos medio día. A las doce y media al terminar la Eucaristía, las monjitas nos llevaron de convivencia a comer a la playa.
Primera vez en mi vida que las monjas me llevan a la playa de excursión, nunca pasé de ir a Zaragoza a visitar el Pilar, al Corte Inglés y al parque de atracciones. Pudimos así compartir y conocernos un poquito más. De regreso se sentó junto a mí una profe de 34 años, tiene fama de gruñona y antipática. El día que la conocí hasta a mí me cayó “gorda” pero el segundo día le di un abrazo y cuando le vi la cara que puso me cambió la percepción que tenía de ella. Vi detrás de ese armazón que cargaba, un ser débil, frágil y necesitado de amor. Este domingo se dio la oportunidad de estar y compartir más sobre nuestras vidas, y esa mujer se abrió hasta llegar a tocar mi corazón. Ahora puedo decir que hasta la admiro.


R. nació y vive en una colonia marginal, de las de peor fama de San Pedro Sula. Fue formada por los misioneros de Maryknoll y tiene ya 12 años de trabajar con las hermanas de María Auxiliadora. Los misioneros, su disciplina, su formación y D. Bosco, han sido para ella decisivos para “dar vida” y entregar su vida a Jesús. Si no llega a ser por todos ellos, seguramente hubiera terminado en una mara o madre soltera o embarazada a temprana edad. Sin embargo ellos la salvaron, y esa mujer es a todo dar. A sus 34 años su pasión siguen siendo los jóvenes y recuerda, con alegría en su rostro, como algunos se han apartado del mal camino justo a tiempo por una palabra que les dijo o una buena regañada. Continúa trabajando con y por los jóvenes porque cree en ellos y porque le preocupa su futuro. Me admira verla y sentirla tan entregada, y a la vez me cuestiona.
Hay mucha gente a la que conocemos superficialmente, a la que tal vez etiquetamos… y no nos damos cuenta de la riqueza que hay en su interior y de la vida que dan. Personas sencillas, silenciosas, anónimas, que pasan desapercibidas a nuestro lado y que son verdadero testimonio de Jesús.


Estas personas son parte de mi inspiración, de mi fuerza, de mi deseo de despertar… tal vez algún día les pueda llegar a la suela del zapato y dar algo de vida a mi alrededor sin medir tanto los pasos, sin anteponer mis intereses, sin excusas. Tal vez algún día me deje hacer y deje ser a Aquel que me creó y me da vida. Tal vez algún día… ¡Cuánto camino por recorrer… pareciera que todavía estoy comenzando!

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