lunes, 18 de febrero de 2019

"VENID CONMIGO"


“Venid conmigo a un lugar tranquilo y descansad en mi vuestro cansancio… dejad que cure las heridas… reponed con mi pan vuestras fuerzas…”

La invitación es para todos. La vida se nos va sin darnos cuenta… pasan los meses, los años… y ¿qué estamos haciendo? ¿hacia dónde vamos? ¿vivimos o sobrevivimos?
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El activismo es una de las lepras de este siglo. Todos esperan las vacaciones pero pocos dedican tiempo a estar y descansar cada día. Incluso podemos caer en la tentación, en nombre de Dios, de estar en un hacer continuo y descuidar lo más importante

¿Cómo se puede entender la vida de una persona que se dice cristiana sin oración, sin ese tiempo diario de recogimiento, silencio, escucha y meditación de la Palabra? Muchos rezan pero son pocos los que oran… porque no hay tiempo. ¡Qué fácil rezar mientras se va en el carro, en el bus o caminando… mientras se barre o se cocinan los frijoles… cuando nos levantamos o nos acostamos!

La invitación de Jesús va más allá de los rezos… nos invita a ir con Él, a descansar en Él nuestros cansancios, a estar con Él, a compartir con Él nuestras preocupaciones, a reponer en Él y con Él nuestras fuerzas… pero “no tenemos tiempo, ¡hay que hacer tantas cosas!”… como si este planeta no girase sin nosotros, como si fuésemos imprescindibles…

Podemos elegir seguir perdidos y perdiendo la vida en un hacer que solo nos lleva a agotarnos, a sentirnos vacíos, a buscarnos… o podemos optar por asumir la responsabilidad de que somos nosotros quienes organizamos nuestro tiempo y ordenamos nuestro día.

Jesús nos invita a un lugar tranquilo a descansar.. ¿Vamos a aceptar la invitación o vamos a continuar poniendo excusas?. ¿Qué tiene que sucedernos para frenar este ritmo acelerado y el afán de hacer?

Si nuestros múltiples quehaceres y compromisos no tienen su sustento y su cimiento en ese tiempo de recogimiento y oración… difícilmente daremos fruto. Nosotros decidimos

2 comentarios:

  1. Es tan cierto, vivimos pensando que todo se va detener sin nosotros, nos engañamos pensando así. La vida continua aún sin nosotros, y entonces que hicimos en este peregrinar para alimentar el alma?. ¿en que momento estaremos en comunicación con Dios?
    Vale la pena vivir, pero vivirla como Dios manda.

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