Dios que es Amor, trata de encontrarse con nosotros en
cualquier momento del día y en cualquier circunstancia. El problema es que no
siempre nos percatamos porque andamos distraídos.

A unos lo primero que les viene a la mente cuando ocurre
algo que no estaba en sus planes es: ¿Qué habré hecho yo para merecer esto?
¡Como si fuera un castigo por los pecados! ¡Como si Dios fuera alguien que me
manda cosas buenas o malas en función de cómo me porte!.
Otros no culpan a Dios o a su mala suerte, lo justifican
y no lo aprovechan
Los hay que empiezan a rezar para que se solucione el
inconveniente cuanto antes
Y los menos tratan de acercarse al Dios que desea
encontrarse cara a cara y personalmente con cada uno
Dios lo único que desea es amarnos y que nos abramos a
ese amor. ¡Y es tan grande su amor, que aprovecha todo lo que nos pasa para
encontrarse con nosotros!. “DIOS SALE A NUESTRO ENCUENTRO EN CADA PERSONA Y ACONTECIMIENTO”.
¿Hasta cuándo vamos a seguir cerrándole la puerta? ¿Qué nos lo impide? ¿Cuáles
son nuestros miedos? Despertemos… no somos nada, no tenemos nada, lo único real
y permanente es Él, su Amor. Volvamos nuestra mirada hacia Él y no esperemos a
que algo o alguien detenga el ritmo desenfrenado de nuestra vida.
Más de una vez me han pedido que rece por la salud de
alguien… me quedo callada… mi oración es: “Que en su enfermedad “X” y su
familia se encuentren con Dios”. A San Ignacio una bala de cañón le destrozó la
pierna y cojeó toda su vida. Fue el medio que le hizo
frenar, conocer a Cristo, enamorarse de Él y seguirle… hasta el final.
No hay comentarios:
Publicar un comentario