A veces es necesario que una catástrofe o desgracia toque la puerta de nuestro corazón para hacernos despertar y reaccionar. Tal vez la pandemia no era suficiente. Tuvo que llegar “ETA” con toda su fuerza dejando a su paso muerte y destrucción, fallecidos, desaparecidos e infinidad de damnificados por todo Honduras
Pero en medio de tanto sufrimiento,
dolor, impotencia e incertidumbre: los gestos de solidaridad de tantas y tantas
personas que se conmueven ante lo acontecido y comparten su tiempo y su vida, lo
que tienen y lo que son. Y como en tantas otras historias del pasado y del
presente, el mismo pueblo ayudando al pueblo, los pobres tendiendo la mano
incluso a los que son menos pobres. El corazón humano volviendo a latir y en
acción para responder a quienes se encuentran en situación de vulnerabilidad. Dios
mismo haciéndose presente en quien lleva: consuelo y esperanza, un plato de
comida, ropa, medicamentos.. Dios encarnado rescatando a personas, dando
albergue a quien perdió su casa…
Hoy, como en tiempos de Jesús,
sigue habiendo buenos samaritanos que no pasan de largo sino que atienden las
necesidades del prójimo, transparentando así su amor.
Que nuestro corazón siempre esté
atento y disponible para responder con generosidad a las necesidades del otro y
así hagamos vida el Evangelio. Ese que sufre es nuestr@ herman@, es el mismo Jesús,
que espera ser rescatad@, sanad@ y amad@.
Gracias Gloria.
ResponderEliminarLindo comentario
ResponderEliminarHONDURAS SOLIDARIA
Gracias Gloria interesante reflexion el amor al projimo se a demostrado en estos momentos dificiles bendiciones
ResponderEliminarPrecioso Gloria
ResponderEliminarHERMOSAS REFLEXIONES DIOS LE BENDIGA Y GRACIAS POR DEJAR QUE EL ESPÍRITU SANTO LE ILUMINE
ResponderEliminarDIOS BENDIGA A HONDURAS EL PUEBLO AYUDA AL PUEBLO Y EL PUEBLO LEVANTA AL PUEBLO SOMOS HERMANOS E HIJOS DE UN SOLO PADRE DIOS
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