domingo, 1 de noviembre de 2020

“¿CUÁNTAS PANDEMIAS NECESITAMOS PARA VIVIR DE MANERA DIFERENTE?”

 

Este fin de semana, en varias ciudades de España, se han dado actos vandálicos en los que se ha atentado contra la vida de personas y la propiedad privada. Y todo por estar en contra del cierre del sector hostelero por al menos un mes para evitar la propagación de contagios de coronavirus. ¿Qué mueve a quienes promueven tales actos y a quienes los apoyan? El interés propio, el deseo de diversión y de placer… en una palabra: el orgullo, la soberbia. Unidos y luchando todos, no por un objetivo que tenga en cuenta el bien común, sino lo que apetece, lo que gusta, el propio querer

 



 Por otro lado en Honduras llevamos ya casi ocho meses en estado de alerta, nunca hemos llegado al dichoso pico en la curva de afectados por coronavirus. Hemos pasado de salir una vez cada quince días a salir una cada cinco. Pues bien, esta semana del 2 de noviembre se les ocurre dar “feriado morazánico” y decidir que todos los habitantes del país puedan circular libremente. A partir del 9 volveremos a la restricción. El objetivo: fomentar el turismo, que la gente gaste sus pocos ingresos. La consecuencia todos la sabemos: el aumento de contagios, muertes y posiblemente después más restricciones. ¿Qué mueve a quiénes toman estas medidas o a quiénes se dejan llevar y van a salir a la playa, a la montaña, a los pueblos? El interés propio, el deseo de diversión y de placer, las apariencias, las apetencias… En definitiva lo mismo que en España: el orgullo, la soberbia.

 

¿Hacer lo que quiero, tomar decisiones que perjudiquen a los demás, atentar contra mi salud o la de mis familiares, dejarme llevar por mis pasiones, luchar a costa de lo que sea por defender mis caprichos… es libertad o libertinaje? La libertad tiene que ver con el amor, con la responsabilidad, con el bien común… El libertinaje con el egoísmo, con el orgullo y la soberbia.

¿Cuántas pandemias necesitamos para salir de nosotros mismos y caer en la cuenta de que, si seguimos empeñados en satisfacer nuestros caprichos y mirar continuamente nuestro ombligo, vamos a acabar destruyéndonos? Da igual el país, la cultura, la clase social… está más que comprobado que es un fenómeno, tristemente, generalizado.

¡Qué dolor y qué pesar! Este mundo, que Dios creó bello, está colapsando. El ser humano se ha convertido en el peor enemigo del medio ambiente y de su propia raza.

No permitas que las pandemias de la insensatez, del egoísmo, del orgullo… lleguen a tu vida. ¿Acaso no son más dañinas que el coronavirus?. Permítete más bien contagiarte de la pandemia del amor, de la generosidad, del desprendimiento, de la humildad, del ver en el otro a un hermano.

Que tu paso por este planeta merezca la pena. Aporta con tu vida, con tus palabras, con tus hechos… algo a la humanidad. Y nunca te canses de contagiar esperanza, ilusión, paz… Todo da fruto, cada cosa en su momento. Abandónate y confía

1 comentario:

  1. Muchas gracias Gloria.. Cuan ciertas son sus palabras 😞triste pero reales.!

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