jueves, 17 de diciembre de 2020

"ACOGER LA PROPIA DEBILIDAD"

 

Cuando nos apegamos a la idea de un Dios todopoderoso nos alejamos de Él, nos cuesta identificarnos con Él, le vemos como un ser superior a nosotros.

Cuando contemplamos a un Dios que nació y vivió en la más absoluta pobreza y austeridad, que fue emigrante, que aprendió un oficio sencillo, que no tuvo posesiones, que compartía lo que era y tenía… que fue criticado, humillado, golpeado, abandonado y hasta crucificado… se vuelve más humano, más cercano. Desde ahí nos podemos sentir amados, comprendidos, acompañados, fortalecidos…

Tal vez la resistencia a no acoger la propia debilidad tenga que ver con la resistencia a creer en un Dios que también se nos presentó débil en Jesús

Difícilmente podremos acoger a Dios encarnado en Jesús Niño, en el marginado, en el excluido o necesitado si no acogemos y aceptamos nuestra propia debilidad

Acoger la propia debilidad es todo un reto y una tarea que no podemos descuidar porque, si no tenemos caridad y compasión tierna hacia nosotros, difícilmente la podremos tener con los demás

Acoger la debilidad…

  • Del paso de los años, de las limitaciones físicas, de la enfermedad, del cansancio…
  • De intentar algo y haber fracasado
  • De habernos equivocado de camino
  • De los errores
  • De quien no lo puede todo y se siente necesitado
  • De los miedos que paralizan
  • De no saberlo todo y depender de otros

Acoger a Dios, abrirnos al amor de Dios, es acoger nuestra propia debilidad

Resistirnos, enojarnos, frustrarnos, no aceptar nuestra debilidad es cerrar el corazón al amor de Dios.

La decisión es personal

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